Si solo tenés un minuto, esto es lo que pasó esta semana:
Denuncias de familiares de pacientes expusieron la faltante de medicamentos en hospitales públicos. Al mismo tiempo, las farmacéuticas encarecieron sus precios, como el Atracurio, un sedante necesario para tratar pacientes graves de covid-19. El jueves, en un acto oficial, un ciudadano se acercó a Mario Abdo pidiéndole medicamentos para su hermano internado. «No soy médico de acá, no sé qué insumos faltan», contestó el Presidente.
Además, el Ministerio de Salud anunció a los grupos de prioridad para la vacunación y la manera de registrarse a través de la plataforma digital Vacunate covid-19. Por último, The Lancet publicó el análisis intermedio de la vacuna Sputnik que demostró un 91,6% de efectividad.
“No soy médico, no sé qué insumos faltan”
Joel Oviedo, un taxista de Villarrica, exigió a las autoridades estatales que garanticen medicamentos gratuitos. El hombre irrumpió en un acto oficial donde estuvo Mario Abdo Benítez y le pidió con desesperación que lo ayude con la medicación que le faltaba a su hermano internado en terapia por un cuadro de Covid-19. El Presidente le respondió: “No soy médico, no sé qué insumos faltan”.
El ministro de Salud, Julio Mazzoleni, señaló que el Estado gasta G. 15 millones diarios por un paciente internado en Terapia Intensiva, pero prometió interiorizarse sobre la situación de Oviedo.
La cartera estatal informó a través de su cuenta de Twitter que le darían “una solución» a la problemática, “siguiendo las indicaciones del presidente”, destacaron.
40 millones de guaraníes en medicación
El lunes primero de febrero, el doctor Carlos Fabián Cárdenas hizo un descargo en Twitter sobre los gastos que le implicó la internación de su padre en el Hospital Nacional de Itauguá. Según sus cálculos, gastó más de cuarenta millones de guaraníes solo en medicación. “No quiero decir que se veía venir pero más o menos todos mis miedos con respecto a la enfermedad y a la salud previa de mi padre se fueron cumpliendo. No todos, porque no llevó a un desenlace que no queremos”, sostuvo en conversación con La Precisa.
Todo comenzó un poco antes de año nuevo. Su padre había comenzado a tener síntomas. Como Carlos ya había tenido covid decidió dejar su trabajo para ir a cuidarlo. Lo internaron en uno de los módulos del Hospital y su estado de salud fue decayendo. Según explicó, a medida que el paciente tiende a complejizarse van aumentando los gastos de la internación.
“Al séptimo día de internación, él se descompensó muy mal. Ya lo metieron a la terapia, consiguieron rápido la terapia, y podía pasarle lo peor. Él entró con parámetros respiratorios muy feos. Ahí comenzaron los pedidos. El primer día ya pidieron omeprazol, el segundo día en terapia hizo furosemida, filtros. El tercer día ya terminó el stock de atracurio”, contó Cárdenas.
El Atracurio (o atracurium) es un relajante muscular y se utiliza en Unidades de Terapia Intensiva para pacientes con respirador afectados por el covid. El fármaco es necesario para que el paciente en terapia no se desadapte al mecanismo. El precio promedio del atracurio era de unos G. 25.000 por ampolla antes. Pero con el significativo aumento de internados en los hospitales las farmacias comenzaron a venderlas hasta cuatro veces su valor de mercado.
En las últimas semanas, varios familiares de pacientes reclamaron que este fármaco se vende sin control del Estado. Carlos contó que el costo de cada ampolla varía de entre 50 a 75 mil guaraníes. Si cada paciente en UTI necesita unas 30 ampollas por día gastaría entre 1.500.000 Gs y 2.250.000 Gs diarios en promedio.
“Me pedían el omeprazol, furosemida, enoxaparina, que es un anticoagulante, me pedían Metoclopramida. Son medicamentos que uno compra en la farmacia y pensás que no es tan caro pero, ¿por qué no tiene el sistema de salud? ¿Por qué se tiene que comprar otra vez? no hay vuelta que darle. Es así o así. Tiene que haber”, se quejó.
El doctor José Fusillo, del Ineram, dijo que el Atracurium está en falta en todo el país y que no está disponible ni en el sector público ni en el privado. “Hay servicios que tienen por temporadas. Al no tener el fármaco se reemplaza por otras drogas”, sostuvo. El argumento es que hubo limitación de stock y por esto subieron los precios.
Tenemos los resultados pero no la vacuna
Finalmente se publicaron en la revista The Lancet los resultados del análisis intermedio del ensayo clínico en fase III de la vacuna Sputnik V de Rusia. Los datos muestran que un régimen de 2 dosis ofrece una eficacia del 91,6% contra la covid y que no se detectaron efectos adversos graves entre las personas vacunadas.
Según los resultados del estudio que fue revisado por pares, la vacuna proporciona una protección completa contra casos graves de la nueva infección por coronavirus. Se dieron 20 casos graves confirmados de COVID-19 en el grupo de placebo. No hubo ninguno en el grupo de vacuna.
La Sputnik V ya se registró en 16 países. Entre ellos Argentina, Bolivia, Serbia, Argelia, Palestina, Venezuela y, desde la primera quincena de enero, también Paraguay. El registro se llevó a cabo en el marco de una autorización de uso de emergencia sin ensayos clínicos adicionales en el país.
Jorge Querey, neumólogo y senador de la República, cuando se lo consultó acerca de la llegada de la vacuna dijo: “Existen dos posibilidades para esta torpeza: el Estado debe garantizar las negociaciones de Estado a Estado o directamente, que el Estado ponga empresas a nivel mundial de tal manera a garantizar mejores precios y provisión suficiente”.
“Lo que no puede ocurrir es que no haya existencia en el Ministerio de Salud y haya disponibilidad en el mercado privado. Eso lisa y llanamente significaría complicidad a intereses privados por parte de las autoridades que hoy están en el gobierno y están en función de Estado y teniendo que defender los intereses de la nación”, continuó.
El 30 de diciembre, el Gobierno presentó el Plan Nacional de Vacunación contra la covid-19. El ministro de Salud Julio Mazzoleni anunció que se priorizará vacunar al personal de blanco y a las personas mayores de 60 años.
En una segunda fase se incluirá a todas aquellas personas que cumplen funciones esenciales: docentes de los primeros niveles de educación, seguridad, fuerzas armadas y policías. Y en una tercera y última fase se vacunará la población en general.