«Nosotros no tenemos sueldo fijo ni seguro social. Ganamos solamente por comisiones por clienta atendida. Quiere decir que si yo no atiendo a una persona en un día, no gano nada. Ahora estamos totalmente colgados, sin ninguna garantía»

Fabián Bareiro
30, maquillador.
La peluquería en la que trabajaba cerró por la cuarentena

«Estoy desesperada. Tengo un chico que estudia, está en cuarto año de Medicina. Y si yo no abro, no tengo ingreso. No solo yo, somos muchas quienes vivimos del día a día. Hay días que nosotras vendemos 70.000 guaraníes. Usamos 20 y 50 guardamos para pagar nuestra deuda, volver a comprar mercadería (…) Ahora estoy en casa y sinceramente no sé qué hacer»

Asir Cabral
mamá y vendedora de ropa en la franja que divide Pedro Juan Caballero y Ponta Pora (Brasil).
Cerró su casilla por la cuarentena

«Bajó muchísimo el movimiento. La gente, por más de que no haya buses, no usa tanto el servicio porque guarda lo máximo posible su dinero para solventar gastos en salud más adelante. Si bien yo ahora no salgo más a trabajar por miedo al virus, el próximo mes ya voy a tener que salir. Porque los bancos no ayudan. De una u otra forma ellos ganan, nosotros no»

Carlos Gamarra
23, conductor de Muv y Uber.
Por la cuarentena dejó de trabajar como chofer, su único ingreso

«Las travestis trans no podemos tener otra opción laboral más que la calle. Nosotras estamos esperando que el Gobierno nos proporcione un plan social. Queremos un subsidio durante esta pandemia porque la luz, el agua nos va a seguir viniendo. Tenemos que pagar el alquiler. Vamos a aguantar dos, tres días sin comer, pero no vamos a aguantar mucho tiempo»

Yren Rotela
39.
Activista trans

«Yo trabajaba de lunes a lunes. Aproximadamente tenía tres clientes a la mañana y cinco a la tarde. Desde que empezó todo esto la gente me cancela sus turnos o reagenda. Mis ingresos bajaron un 90% y es muy triste porque mi trabajo es el pan de cada día. Es muy difícil. Ojalá que todo esto mejore los pequeños emprendedores podamos continuar trabajando»

Ximena Vera
30, mamá y cosmetóloga.
Hace dos años emprendió un servicio de tratamientos faciales a domicilio

«Con la epidemia de dengue ya fue bastante bajo el flujo de trabajo. Y ahora es mucho peor porque, en mi rubro en particular, yo necesito tener contacto con las personas para hacer las fotografías. Lo único con lo que se puede subsistir en este momento es de pequeñas deudas de pagos anteriores de clientes y de trabajos por terminar»

Andrea Ferreira
31.
Fotógrafa independiente