Ser guardaparques en Paraguay puede ser mortal. Con la Comunidad Futuros preguntamos sobre las iniciativas para cambiar esa realidad.
Paraguay debería tener un guardaparques por cada 500 hectáreas, es decir: 4923 guardaparques para sus 2.461.917 hectáreas de áreas protegidas.
Hoy tiene apenas 83 guardaparques. Reciben el 0,5% del presupuesto del Ministerio del Ambiente, un ente que de por si tiene menos dinero que la Municipalidad de Asunción.
Aparte, reservas de binacionales y reservas privadas tienen otros 60 guardaparques. En total, sumando a los del MADES, los guardaparques en todo el país no llegan ni a 150.
En esas condiciones cuidan nuestros recursos naturales de la deforestación, incendios forestales, traficantes de madera, cazadores, ocupaciones por los conflictos de tierra, invasiones de grandes ganaderos, y sobre todo, narcotraficantes que aprovechan la protección que dan los bosques para ocultar plantaciones de marihuana, en especial en la Región Oriental.
A veces, cuidar los bosques es a costa de sus vidas.
El 6 de febrero de 2013, el líder aché Bruno Chevugi patrullaba los bosques del Mbaracayú cuando fue asesinado por cazadores. En su memoria se eligió un día después, 7 de febrero, como Día Nacional del Guardaparques.
Cazadores también asesinaron a los guardaparques Rumildo Toledo y Artemio Villalba de la Reserva Tapyta de la Fundación Moisés Bertoni el 18 de agosto de 2018. El principal responsable – un exfuncionario judicial – fue condenado en 2022.
Los asesinatos catalizaron la discusión sobre cómo cuidamos mejor a quienes cuidan nuestros bosques. ¿Qué iniciativas hay?
Cuando en 2015 se enteró que el gobierno de Horacio Cartes quería explotar el Cerro León para usar sus rocas de pavimento, Rodrigo Arias organizó un viaje al Parque Nacional Defensores del Chaco – donde está el cerro- junto a sus compañeros de la Facultad de Ciencias Agrarias.
Fue en ese viaje que un compañero, Cristian Fretes, escribió en su mano “Cerro León no se toca”. La frase se volvió viral, lo viral se volvió campaña, y la campaña se volvió logro. Cerro León no se tocó.
Así nació la Asociación Defensores del Chaco Pypore. Un nombre explícito que hace referencia al parque donde todo empezó. Pypore significa “huella”. La que dejó la lucha ciudadana.
Una de las iniciativas de la asociación hoy es profesionalizar la carrera de guardaparques.
“Estamos trabajando en un análisis de factibilidad para demostrar (al Ministerio de Educación) que hay interés y un público interesado en cursar una formación así, como tienen países como Argentina”, dice Arias. La necesidad está.
“Hoy los guardaparques, que son muy buenos, vienen de otras carreras, como ingeniería ambiental. Profesionalizar también significa dotar de los conocimientos específicos para cada área protegida y ante el cambio climático. Y formar nuevos guardaparques para aumentar la fuerza actual y reemplazar a quienes se van jubilando”.
Desde su puesto de trabajo en el Monumento Natural Cerro Kõi y Chororĩ de Areguá, el guardaparques Milner Toledo, colaborador del Manual para Guardaparques de Paraguay del MADES, explica por qué necesitan una formación específica.
“El guardaparque tiene que ser multifacético. Él es guía, es recepcionista, carpintero, hace de guardia; debe saber de biodiversidad, manejar primeros auxilios, armas desde pistolas hasta machetes. Porque un día estás en un parque y luego podés ser necesitado en otro”.
En el monumento natural donde está hoy Toledo, por ejemplo, debe hacer que se cumplan las normas para permitir senderismo. También fue jefe interino de la Reserva de Recursos Manejados del Lago Ypacaraí, donde colaboró con patrullas de control de la contaminación de la cuenca y evitar el relleno ilegal.
“Estuve también apoyando en el Parque Nacional San Luis, de Concepción, en operativos de eliminación de plantaciones ilegales”, recuerda Toledo. El narcotráfico, junto a la falta de recursos, está poniendo en riesgo las reservas públicas y privadas de la Región Oriental.
Uno puede ayudar a guardaparques en su labor a través de iniciativas como Programa de Apoyo de Voluntarios en las Áreas Protegidas (PAVAP), creado por la Organización Paraguaya de Conservación y Desarrollo Sostenible (OPADES) para que más personas puedan contribuir y entender mejor la importancia de este trabajo.
Es lo que cuenta Tatiana Galluppi, directora ejecutiva de la organización.
“Allá por 2013 en la Facultad de Ciencias Agrarias hubo un programa de extensión en áreas protegidas. Eso nos dio la idea y desde 2015 más de 800 jóvenes tuvieron la oportunidad de aprender, de ser capacitados en temas como el monitoreo de la biodiversidad y luego trabajar en las áreas ayudando a guardaparques, entendiendo que solo si la sociedad entiende su importancia lograremos mejorar la situación”
Hoy trabajan en 6 áreas protegidas y los requisitos son mínimos: “ser mayor de edad, porque hay que entender que vamos a áreas remotas, tener interés y un par de días disponibles para disfrutar la experiencia de voluntariado”.
OPADES también lucha contra los estereotipos y violencia de género con el que deben lidiar mujeres que están en trabajo de campo.
“Buscamos que dentro de cada actividad podamos capacitar o enseñar a todas las mujeres a realizar labores que muchas veces siempre creen que es solamente para hombres. Y a través del acompañamiento y nuestras propias vivencias, buscamos mecanismos para garantizar espacios seguros para todas. Es muy lindo ver que cada vez somos más”, dice Galluppi.
Por supuesto, el voluntariado es un complemento y no una alternativa a la necesidad de más presupuesto y guardaparques. Pero sí es un camino para lograr que más personas se involucren en el cuidado de áreas protegidas.
A Milner Toledo le parece urgente solucionar también problemas básicos como “el tratamiento médico para los guardaparques contratados, que por ejemplo no tenemos seguro y estamos muchas veces lejos de un hospital”.
Además cree urgente la necesidad de que lo ambiental sea transversal en la escuela. “Con los incendios forestales hasta la gente de la ciudad ya sufre. Con el cambio climático, es urgente”.
Este reportaje es producto de la entrevista colectiva a Milner Toledo, Tatiana Galluppi y Rodrigo Arias en el evento de la Comunidad Futuros del 19/07/22
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