En los cómodos sillones de la sala Ramses, a un paso de donde se encuentran las salas donde las delegaciones de 190 países empiezan finalmente a negociar en la COP27, nos encontramos con Ulises Lovera. El ingeniero agrónomo y abogado está a cargo de la Dirección Nacional de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES) y como tal, es el funcionario de mayor rango de ese ministerio en la delegación oficial de Paraguay ante la conferencia, después del ministro Ariel Oviedo.
Durante 30 minutos, luego de intercambiar comentarios sobre las complicaciones logísticas de la COP, Lovera respondió sobre la posición del país ante la propuesta de canje de deuda externa por acciones climáticas, de cómo se debería gestionar los daños y pérdidas causados por la crisis y qué avances hay a nivel nacional para atender la necesidad de adaptarnos a inundaciones y sequías cada vez más prolongadas.
La entrevista ha sido editada solo con propósitos de claridad.
Para Paraguay, ¿qué cree necesario que se debe lograr en esta COP?
El primer logro es haber logrado que se incluya en la agenda oficial de lo relacionado a pérdidas y daños. No exactamente como lo queríamos con el bloque del G77 + China (el mayor grupo negociador de países en vías de desarrollo) pero lo logramos. Si bien nosotros queríamos para ahora, logramos que la decisión sobre los fondos para pérdidas de daño se dé para 2024, es decir, la COP29, sin que eso vaya en desmedro de que en la COP28 (que se hará en Asia el próximo año) podamos tener una decisión intermedia. De no tener nada a esto, lo consideramos un avance.
Paraguay pretende que salgamos de esta COP con una decisión que estructure la Red de Santiago. Esa red es la que va atender las necesidades de las pérdidas y daños causados por el cambio climático.
También queremos que se empiece a encaminar la nueva meta de financiamiento, y antes que termine la Conferencia queremos terminar la cuarta revisión del Fondo de Adaptación.
Queremos reglas más claras en lo que respecta a los fondos que son manejados por el Fondo Verde del Clima (que ya dio dinero a Paraguay por “deforestación evitada” entre 2015 y 2017) y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente. Y por último, queremos terminar esta COP con un Objetivo Global de Adaptación.
Cuando hablamos de reglas claras es sobre la calidad y el destino posible de esos fondos. Hay que acordarse que el año pasado en la COP26 de Glasgow logramos que el Fondo Mundial para el Medio Ambiente también pueda financiar con sus proyectos objetivos de adaptación. Hasta ese entonces en cambio climático sólo financiaba mitigación.
En el documento orientativo de la delegación oficial de Paraguay se habla que el país necesita 16,4 mil millones de dólares hasta 2030 para mitigación. ¿De dónde saldrá ese dinero?
Es lo que necesitamos para cumplir todos nuestros planes de mitigación hasta 2030. Eso no significa que todo ese monto saldrá del sector público. Ni del sector privado. Es una sumatoria de cooperación internacional más lo de ambos sectores. Empresas con una visión diferente, con un principio de transición justa pueden ver negocios en la mitigación del cambio climático.
Es muy importante saber que hasta antes de la administración del ministro Llamosas, no teníamos retorno del Ministerio de Hacienda para sentarnos a trabajar en lo se llama “etiquetado presupuestario”. Eso es para saber cuánto del gasto público que ya está contemplado también genera efectos de mitigación y adaptación al cambio climático. Es un trabajo que empezamos a finales de 2021 y a través de eso sabremos cuánto dinero destinado al cambio climático a Paraguay proviene del Presupuesto General de la Nación (PGN) y también que proviene de préstamos internacionales (como el BID o el Banco Mundial), que si bien entra en el PGN es algo que al final el pueblo paraguayo tiene que devolver de su bolsillo.
Entonces, ¿es un análisis de cuánto está invirtiendo Paraguay para mitigar y adecuarse a la crisis climática?
Así mismo.
Siguiendo con el tema de financiamiento, Paraguay sostiene que su prioridad es la adaptación. Sin embargo, todavía no hay una cifra de cuánto dinero el país necesitaría al respecto. ¿Ese análisis se está haciendo?
Si, terminamos el análisis de costos de mitigación que ya citaste y ahora en el segundo semestre de 2022 empezamos a trabajar con el Banco Mundial en lo que tiene que ver con el costo de adaptación. El costo de adaptación al cambio climático de Paraguay lo tendremos antes de que asuma el nuevo gobierno en 2023.
El compromiso concluye con presentar el costo de mitigación y el de adaptación al ministro de Hacienda. De vuelta, no es para que todo ese dinero salga del PGN, pero una parte sí. Otra parte será cooperación internacional, otra de préstamos y otra del sector privado, que también tendrá que hacer su parte.
Sobre daños y pérdidas, ¿es una posición compartida con AILAC (el grupo de negociación latinoamericano del cual es parte Paraguay)?
Es compartida con AILAC y con el G77. Dentro de este último todos queremos terminar la Conferencia con una Red de Santiago estructurada, pero no todos tenemos la misma visión de cómo debe estar estructurada. Estas diferencias las iremos resolviendo en lo que va de la semana.
¿Cómo Paraguay mediría sus daños y pérdidas a causa del cambio climático?
Estamos empezando con ese trabajo, nunca antes se hizo. Los daños y pérdidas ocasionados por el cambio climático recién fueron tenidos en cuenta desde el Acuerdo de París, que entró en vigor en 2016. Hemos iniciado un trabajo con la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), también con el sector privado. El informe publicado por el ex ministro de hacienda Manuel Ferreira sobre los costos económicos y sociales de la última sequía da datos muy útiles para tenerlos en cuenta en este proceso.
La idea es estimar los daños económicos, ambientales y sociales. Quiero enfatizar los daños sociales, porque cuando hablamos de daños y pérdidas, la ciudadanía se proyecta hacia lo económico generalmente, pero las pérdidas sociales con o sin cuantificación son mucho mayores.
Estamos hablando de familias desplazadas, familias sin hogar, familias cercenadas que tienen un costo más allá de lo económico y que está empezando a ocasionar el cambio climático.
También están las pérdidas no sólo de bosques, sino de ecosistemas. La pérdida de biodiversidad particular, de especies, cómo están siendo afectadas por sequías cada vez más prolongadas, por el cambio en el régimen de lluvias. Hay que hacer un análisis cuantitativo en lo económico pero también cualitativo en lo ambiental y lo social.
Usted hablaba antes de que había diferencias dentro del G77+China sobre cómo debería ser la estructura sobre daños y pérdidas. ¿Es la posición de Paraguay y AILAC más cercana a un mecanismo de compensación o a lo que países como Alemania proponen, que sea una especie de seguro universal contra desastres causados por la crisis climática?
Compensación. Y en esto estamos todos alineados en el G77. Nosotros entendemos que tiene que ser un mecanismo de compensación por los daños y pérdidas causados por el cambio climático. El Sur Global es víctima de las emisiones de muchos de los países industrializados.
El canje de deuda externa por acciones climáticas es un tópico que tomó mucha relevancia, en especial tras el discurso del presidente de Colombia, Gustavo Petro. También fue un punto principal de la declaración de CELAC, además de otra declaración firmada por AILAC.
¿Paraguay apoya este mecanismo?
Fue un tema discutido en el seno de AILAC. Paraguay considera que el canje de deuda por acciones climáticas es un mecanismo posible, entre otros tantos mecanismos más. Paraguay ya lo ha hecho, además. Durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos se canjeó deuda a cambio de protección de la naturaleza con Estados Unidos. Está dentro de nuestra política.
Una última pregunta. En 2021 Paraguay se sumó a la Declaración de Glasgow sobre bosques con el objetivo de detener la deforestación en 2030. Esta semana, Reino Unido lanzó una coalición de “líderes por los bosques y el clima” que busca dotar a ese objetivo de financiamiento y transparencia. Paraguay no está entre los países signatarios, ¿por qué?
Hasta ahora Reino Unido no se acercó a nosotros a ofrecernos ser parte.