En el Chaco, indígenas del Pueblo Angaité de la comunidad La Patria pasan hambre. La única vez que la Secretaría de Emergencia Nacional llevó víveres fue el 15 de abril.
Felipe Fernández se quedó sin trabajo cuando los estancieros dejaron de contratar por la pandemia a mediados de marzo. La falta de ingresos afecta a unas mil familias del Pueblo Angaité en la comunidad La Patria de Puerto Pinasco, Presidente Hayes, a 500 km de Asunción. Felipe, que es presidente de la Asociación Angaité para el Desarrollo Comunitario, dice que agosto está más jetu’u –difícil en guaraní– por la sequía.
«Me suelo ir con los compañeros a la laguna para pescar. Pero traemos esos pescados que se quedan debajo del barro. De entre eso hay que elegir, qué vamos a hacer»
Como no llueve más, las familias deben buscar agua de los tajamares. Felipe dice que es un agua muy sucia y que si uno no está acostumbrado, no va a tomar. Ellos no tienen de otra.
La única vez que la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) llevó víveres fue el 15 de abril. Dieciocho kilos de alimento para cada familia de las 18 aldeas que integran la comunidad La Patria. La secretaría es la encargada de la asistencia en el Chaco y el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) en la región Oriental. A la consulta sobre la asistencia al Pueblo Angaité, la SEN respondió que entregarán 1.300 bolsas de alimentos de 40 kilos cada una a la comunidad «según el cronograma establecido», sin especificar cuándo. Hasta el 18 de agosto, estos víveres no llegaron a La Patria.
Algunas familias pudieron sobrellevar estos meses gracias a las transferencias monetarias de Tekoporã, que consiste en un bono familiar de 225.000 guaraníes de pago bimestral. Las madres cobraron en junio 450.000 por dos meses, con lo que pudieron comprar víveres para sus hijos. Pero esa plata ya se terminó. Amancio Pinasco, líder de la aldea Karoa’i, pide que el Ministerio de Hacienda libere aunque sea este subsidio para las comunidades indígenas.
«Hace cinco meses que nos quedamos sin trabajo. Necesitamos. Respetamos el protocolo de “Epyta nde rógape” –quedate en casa– pero ya no podemos. No hay más qué comer. Emergencias se olvidó de nosotros y necesitamos urgente los kits de alimentos.»
El 10 de agosto, el Pueblo Angaité comenzó una manifestación que duró cinco días para reclamar la asistencia alimentaria de la SEN. El hambre es lo urgente, pero no es el único problema. Las y los indígenas también piden la terminación de viviendas, energía eléctrica, medicamentos para el puesto de salud, la habilitación de cursos superiores al quinto grado en la escuela comunitaria y caminos internos. Aquella vez, ninguna autoridad del Gobierno les hizo caso. Tras la protesta, la senadora Hermelinda Alvarenga prometió a los líderes tramitar sus reclamos ante los ministerios. Los angaité dicen que si no tienen respuesta esta semana, el lunes cerrarán la ruta Transchaco para hacerse escuchar.