El 108 fue utilizado para descalificar a las personas por su orientación sexual en tiempos de dictadura. Así fue resignificado por el colectivo.
El 1 de septiembre de 1959, el locutor Bernardo Aranda, de Radio Comuneros, apareció quemado en su habitación de Barrio Obrero, Asunción. La prensa rotuló el caso como «crimen pasional entre homosexuales».
La búsqueda de los presuntos asesinos desató una persecución contra cualquier hombre acusado de ser gay. Durante 10 años, la policía llevó adelante redadas a opositores y a espacios de entretenimiento vinculados a la comunidad LGBT.
El 12 de septiembre, el diario paraguayo El País, afín a la dictadura, abrió su edición con este titular: «108 Personas de Dudosa Conducta Moral Están Siendo Interrogadas. Intensa Acción Policial. Esperan Resultados». Fue la primera vez que apareció el número 108 asociado a la homosexualidad. Pero no se trataba de una cifra oficial, sino del registro que hizo un redactor durante su cobertura.
La noche del 13 de octubre de 1963 se distribuyó en Asunción una serie de volantes con una nómina de 43 personas todas ellas acusadas de «amorales», firmado por un colectivo autodenominado Comité de Padres por el saneamiento de nuestra sociedad.
Desde entonces, el 108 o «número maldito» desapareció de las habitaciones de hoteles y casas paraguayas, de las chapas de los autos, internos de oficinas públicas y listas de alumnos.
El 30 de septiembre de 1959 El País publicó un texto anónimo titulado Carta de un amoral. «Nosotros seguimos una vocación que es tan antigua como la propia humanidad y en este siglo de consagración de todos los derechos humanos nadie puede negarnos el derecho de hacer de nosotros mismos, de nuestro continente físico, lo que queremos»
Todos los años continúa la historia de luchas y memorias de resistencia. El 30 de septiembre se conmemora el derecho de las personas TLGBI en Paraguay como la primera manifestación pública por la libertad sexual conocida en el país.