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Hay muchas cosas que aún no sabemos de esta enfermedad, como cuándo exactamente estará disponible la vacuna, cuál es la tasa de letalidad del virus o cuáles los tratamientos más efectivos. Pero no deberíamos ver como algo malo que aún no tengamos todas las respuestas.
Todavía no tenemos fecha para la vacuna
La jefa de científicos de la OMS, Soumya Swaminathan, advirtió que no espera que las posibles vacunas contra la COVID-19 estén disponibles para la población general antes de dos años, aunque los primeros grupos de riesgo podrían ser inmunizados a mediados de 2021.
Para ganar tiempo, fundaciones como la Bill and Melinda Gates Foundation están financiando la construcción de fábricas para siete tipos de vacunas distintas, aunque aún no se sabe si alguna de ellas llegará realmente a la fase de producción. Aún así, el problema de la producción al final del proceso será el cuello de botella para poder llevar este medicamento a toda la población en tiempos rápidos, como explica este artículo en la revista Nature.
Es por eso que, como ya lo apuntó antes Maldita.es, además de la carrera para la búsqueda de una vacuna, es muy importante trabajar en tratamientos eficaces que puedan ayudar a controlar la enfermedad. En la hoja de ruta de la propia OMS, la investigación para la búsqueda de nuevos fármacos tiene la misma preeminencia que la búsqueda de vacunas. Además, podría ser significativamente más rápida: entre otros motivos, porque no es lo mismo comprobar la eficacia de un tratamiento en una persona enferma que ver el resultado de una inmunización por una posible vacuna en miles de personas sanas.
Además, ya están en marcha numerosos ensayos que utilizan fármacos ya desarrollados para otros tratamientos y que han superado casi todas las fases de ensayo clínico. Algunos pueden pasar directamente a Fase 2 o adelantar la Fase 2 más rápidamente para acceder a la 3. Esta rapidez, sin embargo, no es posible con las vacunas: por mucho que se adapten vacunas ya existentes y se aceleren las etapas, una vacuna es específica para cada virus. Hay una parte de la experimentación clínica que tiene que hacerse desde cero.
¿Qué tan mortal es realmente la covid-19? No sabemos.
En una nota de la BBC apuntan que entre 5 y 40 casos de cada 1.000 contagios de coronavirus serán fatales, con una aproximación más precisa de 9 casos de cada 1.000 (es decir, el 1%). La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que dentro de China, donde se originó el virus covid-19, la tasa de mortalidad está entre el 2% y el 4%, pero fuera del país, la tasa se reduce al 0,7%. Ese porcentaje depende de factores, como la edad, el sexo y la condición física de cada paciente.
De acuerdo al centro de investigación del Imperial College de Londres, las diferencias tasas de mortalidad alrededor del mundo se dan porque hay países más o menos eficaces en la detección de casos de contagio moderado y grave. Así que, con casos sin reportar, es muy posible que se sobreestime la tasa de mortalidad.
¿Qué se sabe del daño que la covid-19 puede causar en los pacientes que no desarrollan síntomas?
La falta de síntomas frente a una patología activa conlleva un riesgo tanto para las personas infectadas como para el público. John Kinnear, Director de la Escuela de Medicina de la Universidad Anglia Ruskin en Reino Unido escribió al respecto una columna en The Conversation.
En ella menciona que las recomendaciones actuales alientan a los pacientes a quedarse en casa si son asintomáticos, lo que hace que la presentación tardía al hospital y la muerte súbita se conviertan en un riesgo.
Cerca del 40-45% de la gente infectada con SARS-CoV-2 es asintomática, con una carga viral igual de alta que la de aquellos que están activamente enfermos. Sin embargo, la ciencia aún no informa a los médicos sobre la mejor manera de manejar a esos pacientes.
¿Existen posibilidades de reinfección?
El 28 de agosto, la jefa de la unidad de enfermedades emergentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Maria Van Kerkhove, advirtió en conferencia de prensa que las personas que han superado la Covid-19 pueden reinfectarse. «No significa que esté pasando mucho; sabemos que es posible. Es algo que sabíamos que podría ser posible basándonos en nuestra experiencia con otros coronavirus en humanos», aseguró Van Kerkhove.
En Paraguay, ese mismo día, una mujer de Ciudad del Este que había dado positivo al coronavirus el 7 de julio y se recuperó al cabo de 14 días, volvió a dar positivo después de consultar por síntomas de un cuadro respiratorio. El titular de Vigilancia de la Salud, Guillermo Sequera, explicó que es difícil registrar un caso de reinfección de coronavirus por ahora en nuestro país. Indicó que, para que eso ocurra, debe existir una cepa distinta al virus actual, además mencionó que deben transcurrir de tres a seis meses, tiempo que duran los anticuerpos en pacientes recuperados.
«Vemos que los países del Norte empiezan con su epidemia más o menos tres meses después terminada la primera ola. Lo interesante es que hay más casos –no sé si es absoluto lo que voy a decir– pero están viendo una menor mortalidad», observa Sequera en entrevista con Pulso Urbano en SNT. Más allá de las estimaciones del científico, tampoco sabemos si vamos a tener una segunda ola de casos en enero en nuestro país.
Los expertos consideran que las reinfecciones no son necesariamente graves, porque los infectados desarrollan una respuesta inmunitaria a medida que sus cuerpos luchan contra el virus, lo que ayuda a protegerlos contra su regreso. Pero todavía no está claro qué tan fuerte es esta protección o inmunidad, o cuánto tiempo dura.