Futuros

En la COP28, el agro miente buscando el dinero de los mercados de carbono

Con datos falsos e iniciativas de multinacionales, el agronegocio quiere entrar a los mercados de carbono. Pero en las negociaciones persiste la discusión de si sus proyectos califican.

Reportaje Maximiliano Manzoni · Edición Jazmin Acuña ·

El agronegocio despliega tácticas de desinformación y cuestionable lobby en la cumbre del clima para empujar su agenda de presentarse como «solución» a la crisis climática, y a la vez, generar ganancias a costa de la crisis a través de los mercados de carbono. “La agricultura tiene un balance positivo en emisiones según reportes oficiales”, dice un informe publicado por la Unión de los Gremios de la Producción (UGP) que lleva la firma de Jorge Martínez,  representante del gremio del agronegocio ante la Comisión Nacional de Cambio Climático. Pero el reporte oculta varios datos de las emisiones de agricultura y la deforestación relacionada a tierras de cultivos según datos oficiales que Paraguay presentó a Naciones Unidas.

Además, según la lista oficial publicada por Naciones Unidas, el representante de la UGP registrado en la Conferencia del Clima de Dubái es el ex ministro de agricultura Moisés Bertoni, en un posible caso de puertas giratorias que violaría la ley de conflicto de intereses. La ley, en su artículo 24, es clara al prohibir que funcionarios como ministros sirvan de asesores a entidades que estuvieron bajo su órbita de control. Esa prohibición es por un año. Bertoni fue ministro de Agricultura hasta agosto de 2023.

Las iniciativas del agro para recibir dinero de los mercados de carbono chocan con el estado de las negociaciones sobre el tema en la COP28, las que están trabadas en el disenso sobre si considerar o no proyectos como los de “agricultura regenerativa”, deforestación evitada y plantaciones de eucaliptos.

La letra no tan chica: gremio del agronegocio oculta datos de deforestación

El informe de la UGP hace un cálculo falso al dejar fuera las emisiones de los cultivos de arroz y las emisiones de cambio de uso de suelo relacionadas a la agricultura. Es importante notar que además deja fuera  todas las emisiones relacionadas a la ganadería.

Según la UGP, las emisiones de Paraguay son de 3760 kilotoneladas equivalentes a dióxido de carbono (kt CO2eq). Pero ese número no contabiliza las emisiones del arroz (875 kt CO2eq) y sobre todo las emisiones de cambio de uso de suelo que los números oficiales relacionan de manera directa a la conversión para tierras de cultivo: 16.629 kt CO2eq. En total, la agricultura (sin la ganadería) emite en Paraguay siete veces más de lo que la UGP afirma.

En rojo, todas las emisiones relacionadas a la agricultura (sin ganadería) según los datos oficiales de Paraguay.

Donde el agro y los combustibles fósiles se hacen amigos

Paraguay, que no firmó la declaración de agricultura sostenible impulsada por Emiratos Árabes Unidos en la cumbre del clima, si está interesado en la iniciativa de “agricultura regenerativa”. El presidente Santiago Peña participó en un evento relacionado al tema y Sonia Tomassone, representante de los gremios sojeros dentro de la delegación nacional, dio una charla en un panel sobre mercados de carbono donde defendió la idea de “soja libre de deforestación”.

La principal iniciativa lleva de nombre de “Renegative Landscapes”, y la impulsa la UAE en conjunto con las grandes multinacionales del agronegocio y Estados Unidos. “El comité de la iniciativa está compuesto en su mayoría por ejecutivos del agronegocio internacional, que buscan impulsar “abordajes regenerativos”, explica Kirta Chandrasekaran, coordinadora del programa internacional sobre soberanía alimentaria de Friends of the Earth. En entrevista con El Surtidor en Dubái, para Chandrasekaran, “con la idea de la agricultura regenerativa, multinacionales como Nestlé o empresas de fertilizantes buscan compensar sus propias emisiones a través de créditos sobre el carbono en el suelo que en teoría sus productos permiten conservar”.

La representante de Friends of the Earth señala que “existen grandes cuestionamientos sobre la permanencia del carbono en el suelo. Para compensar las emisiones de los combustibles fósiles se necesita que se queden ahí mucho tiempo. Pero incluso con las prácticas más sustentables, solo basta un incendio o una mala cosecha para que ese carbono se libere“.

Agricultura se estanca mientras mercados de carbono avanzan en las negociaciones en Dubái

La disputa sobre cómo medir la permanencia y la integridad de ese tipo de proyectos ata las discusiones de agricultura con las de los mercados de carbono que están sucediendo en Dubái. La iniciativa de “Regenerative Landscapes” está por fuera de los compromisos del Acuerdo de París. El grupo oficial de Agricultura en la cumbre terminó sus deliberaciones sin poder llegar a ningún consenso, por lo que decidió volver a intentarlo en 2024. 

De acuerdo a fuentes cercanas a la negociación, el grupo no pudo ponerse de acuerdo ni siquiera en cómo se organizaría. Mientras que algunos países como Paraguay esperan que sea un espacio más “informal”, otros impulsan la creación de un comité que estructure el trabajo. La idea detrás de las iniciativas de agricultura regenerativa también chocan con el estado de las negociaciones sobre los mercados bilaterales de carbono (Artículo 6.2 del Acuerdo de París) y el mercado regulado global (Artículo 6.4 del Acuerdo). Fuentes también indican que existe preocupación de que en el mercado bilateral – como el que Paraguay tendría con Singapurno existan medidas que garanticen integridad y transparencia de las metodologías.

“Existe la preocupación de que nadie quiera usar el mercado global si es que no existe un estándar mínimo en los acuerdos bilaterales”, dice Alexandre Prado, especialista de WWF Brasil y observador de las negociaciones. Países como Argentina, Brasil y Uruguay impulsan mayores requerimientos y contraloría sobre qué proyectos ingresan en los acuerdos bilaterales, mientras que Estados Unidos busca “máxima flexibilidad”.

En el caso del mercado regulado global, fuentes cercanas a la negociación dijeron a El Surtidor que es probable que se aprueben las recomendaciones de metodología en casi todos los aspectos. El punto contencioso es, como en la COP27, lo que se conoce como “remociones de carbono” y las “emisiones evitadas”.

Esto incluiría a los proyectos de aforestación con eucaliptos y de deforestación evitada (REDD+), dos categorías en las que entran la mayoría de las iniciativas de Paraguay, como Paracel. En el caso de las remociones de carbono, el problema es “garantizar cuentas claras para garantizar que sean permanentes” dice Barbara Bomfin, especialista en conservación de WWF Brasil y cercana a las negociaciones. En el caso de los proyectos de “deforestación evitada”, tanto Bomfin como Prato coincidieron que muchas veces “es absolutamente imposible de probar que un proyecto evitó la deforestación que dice haber evitado”. Ya este año una investigación de Carbon Market Watch había señalado varios errores en los métodos utilizados para hacer esos cálculos.

Consultada sobre los proyectos de agricultura regenerativa, Bomfin dijo que “como alguien con experiencia en ciencia del suelo, esto es algo que todavía estamos resolviéndolo. No quiero que la discusión se cierre por prejuicios, prefiero que sea aquí en las negociaciones donde tomemos el desafío de garantizar que las metodologías tengan la mayor integridad posible”.

Para Kirta Chandrasekaran de Friends of the Earth, “es entendible que haya países en vías de desarrollo que apuesten a los mercados de carbono porque lo ven como la única manera de recibir financiamiento para el clima. Eso es porque los fondos no están funcionando”.

Para la especialista, es imperativo que se le pida a los países desarrollados que cumplan sus promesas de financiamiento, pero esto también es aprovechado por “el agronegocio, en especial en Sudamérica, que no tiene intención de cambiar su modelo de producción, y ahora ve una oportunidad de seguir con ese modelo al mismo tiempo que dicen que remueven carbono de la atmósfera”.

Este reportaje se hizo en el marco de la beca para la producción de trabajos periodísticos sobre la COP28 otorgada por Periodistas por el Planeta (PxP)

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