Blog

Cómo registramos un parto respetado

Te contamos cómo fue grabar el parto de Liz, una bailarina que quiso que le respeten algo que hoy en día escasea en los hospitales: tiempo.

Juliana Quintana

El podcast “El sonido de un parto sin apuros” consistió en dar visibilidad a la atención de un parto humanizado, una experiencia a la que pocas paraguayas tienen acceso. A través de una investigación en campo, grabé el desencadenamiento del parto vaginal de Liz, una bailarina que pudo tener un parto amoroso y respetado, y recogimos testimonios de especialistas y mujeres que sufrieron violencia obstétrica durante las consultas ginecológicas, el parto o la cesárea y el puerperio.

La historia de Liz se presenta como una caricia que dialoga y contrasta con un coro de voces que son los crudos relatos de las mujeres con experiencias que se repiten: cesáreas impuestas por comodidad del obstetra, apuro en los tiempos del embarazo, separación de la madre y el bebé cuando nace, abandono de las mujeres en las salas de parto, conversaciones incómodas de ginecólogos o instrumentadores quirúrgicos durante las cesáreas, anestesistas subidos a las panzas de las madres, episiotomías y tactos innecesarios.

¿Por qué decidimos cubrir un parto respetado?

Sentí la necesidad de echar luz sobre la violencia obstétrica porque es un tema prácticamente ausente de la cobertura mediática en Paraguay, a pesar que el país tiene una epidemia de cesáreas: sextuplicamos el 15% de cesáreas recomendadas por OMS; 8 de cada 10 nacimientos en sanatorios privados son cesáreas. El fenómeno no es aislado. Latinoamérica registra la mayor tasa de cesáreas en el mundo. Apuro, búsqueda de lucro y falta de información son algunas de las razones que explican las estadísticas. 

Desde Soberanas, la sección de género de El Surtidor, cubro extensamente las dificultades de acceder a una salud reproductiva plena. Los datos oficiales revelan que este es uno de los problemas más importantes en la salud pública en nuestro país. Una de cada diez mujeres que mueren al parir en Paraguay tienen entre 10 y 19 años. Muchos de ellos, producto de abusos sexuales y más del 80% de estos casos tienen lugar en el entorno familiar. A su vez, el 13% de las muertes por aborto ocurren en esa misma franja etaria. 

Siempre me resultó llamativa la disparidad que existe en Paraguay entre los discursos oficiales en defensa de la vida y la familia, la narrativa patriótica del “rescate de las mujeres paraguayas”, los avanzados derechos de maternidad que tenemos (uno de los más completos de la región) y las prácticas en los consultorios, los quirófanos y las salas de parto. 

La violencia obstétrica forma parte de un continuum de violencias que niegan a las mujeres autonomía sobre sus cuerpos, disciplinando y naturalizando prácticas que el saber y el poder de la medicina corporativa inflige sobre los cuerpos feminizados. Existe una asimetría de poderes desde el momento en que una persona con capacidad de gestar ingresa al consultorio de un médico o médica. Y ese es un lugar que debería problematizarse. Muchas mujeres crecimos con la idea de que ser madre es sufrimiento, de que la violencia obstétrica son intervenciones que corresponden, y que, ulteriormente, parir es un acto médico, pero poco conocemos de propuestas transformadoras de parir. 

El lenguaje sonoro para recuperar el valor del tiempo

Luego de haber trabajado con investigaciones escritas, ensayos fotográficos y coberturas ilustradas entendimos que había algo que nos estaba faltando: el relato de la ternura. El formato sonoro nos permitió acercarnos a una dimensión amorosa del preparto que de otra manera sería inaccesible. El texto no susurra, no se quiebra, no demuestra las inflexiones de la voz por mucho que citemos contracciones. La imagen no captura el momento en que la mujer embarazada cruza el umbral de la conexión con la realidad y pasa a conectarse íntimamente con su bebé.

Elegimos el parto de Liz porque creemos que existen pocas narrativas de nacimientos en los que las mujeres demuestren su capacidad soberana de dar a luz con atenciones humanizadas del parto. “El sonido de un parto sin apuros” es invisible pero poderoso porque recupera el valor del tiempo. Es, también, una invitación metatextual a pensar cómo hacemos periodismo. ¿Apuramos los procesos y operamos antes de tiempo o nos adentramos con respeto antropológico a cada una de las etapas de las protagonistas de nuestras historias? ¿Qué no vemos, qué dejamos de contar y qué daño podemos provocar en las fuentes por cumplir con el acelerado ritmo de noticias? 

¿Cómo se gestó El Sonido de un parto sin apuros?

Si bien el podcast se produjo en 2021, es justo decir que empezó en 2019, con la visibilidad que le dimos por tres años al tema desde El Surtidor. El trabajo, el acompañamiento y la visibilidad que trabajamos a lo largo del tiempo permitió el afianzamiento de los lazos con las fuentes: parteras, colectivos de doulas organizadas, sociólogas, grupos de mamás en redes sociales, médicos y médicas referentes. Ellas y ellos, con su resistencia y defensa del parto humanizado en las instituciones, fueron la piedra angular de esta lucha e hicieron posible la realización de este podcast.

Para abordar con sensibilidad y rigor el trabajo de investigación, propuse una triangulación metodológica: revisión teórica, entrevistas en profundidad con víctimas de violencia obstétrica y especialistas en parto respetado y observación participante. Para las entrevistas, seleccioné casos de personas que sufrieron violencia obstétrica en distintas ciudades del país, así como también experiencias en hospitales públicos y privados. Nos trasladamos con los equipos sonoros para grabar las entrevistas a las mujeres que vivían fuera de Asunción y nos encontramos en la Mediateca, la redacción de El Surtidor, con aquellas que estaban en la capital.

Para el trabajo de campo teníamos como objetivo grabar el trabajo de parto, y si fuera posible, el nacimiento del bebé para representar un caso emblemático de parto humanizado. Para eso fue necesario construir un vínculo cercano con una madre y no solo que nos diera el permiso de grabar el nacimiento de su hija o hijo. 

Al principio, los directivos de los dos centros hospitalarios más reconocidos por sus prácticas humanizadas no me permitieron contactar con las madres que protagonizarían el relato sonoro. Seis meses después, luego de varios intentos fallidos, golpear puertas y dejar cartas de autorización en mesas de entrada, conocí a una doula: Clara Zelada. Ella me presentó a Liz Rojas, la mamá que supo ver la importancia y la fuerza de esta investigación. 

Me encontré con Liz en dos ocasiones antes del desencadenamiento de su parto. Estaba previsto un tercer encuentro pero Zoe Alannis, su hija, decidió venir cuatro días antes. Con el consentimiento informado de Liz y el apoyo del doctor Guillermo Ramalho, ginecobstetra reconocido por su activismo en parto respetado, conseguimos el aval del Hospital Bautista para grabar el trabajo de parto de Liz. Todas las mujeres que aparecen contando sus experiencias en el podcast leyeron el guión, aportaron miradas y sugerencias, escucharon y validaron sus intervenciones en el producto final. 

El silencio y la empatía como principales herramientas metodológicas

Para el trabajo de campo, Clara Zelada cumplió un rol fundamental. Ella hacía de puente entre los deseos de la mamá y la bebé, y la necesidad del registro, priorizando siempre su tarea como acompañante de Liz. Por mi parte, como reportera, cubrí tres días de trabajo de parto pasivo. Seguía las directrices de la doula e intervenía lo menos posible en los espacios físicos de la sala de pre-parto. Contaba con una grabadora, unos auriculares y una computadora para el registro. 

Transcurrí en silencio durante tres días en una pequeña sala de preparto con Liz. Llevé un registro escrito en un diario en el que anoté todas mis impresiones, lo que me sirvió más adelante en la redacción del guión. Cuando fue necesario, abandoné la habitación para evitar transgredir la intimidad de la embarazada. En oportunidades me hicieron parte del momento, como cuando me pidieron ayuda para sostener la pelota de goma.

Para evitar intervenir en el proceso, no propuse ingresar a la sala de parto. La doula Clari introdujo la grabadora a la sala de parto y registró todo el nacimiento de Zoe. Yo esperé afuera, con los padres y los hermanos de Liz, y me retiré luego del nacimiento, cuando Liz dio de amamantar por primera vez. 

Post-producción y la importancia de la sensibilidad editorial

Volví a encontrarme con Liz dos veces luego del nacimiento de Zoe. La primera vez, antes de la redacción del guión, para grabar la última escena en su casa. Y la segunda, una vez seleccionadas las escenas del nacimiento, días antes de que se publicara el podcast. Durante el tiempo que transcurrió entre el primer y el segundo encuentro, tuvimos conversaciones por mensajes para ultimar detalles del guión y validar cada parte de los cortes iniciales.  

Por último, le escribí a Tanit Navarro, una cantante española autora de la canción Al otro lado de la piel, para que nos conceda el permiso de utilizarla en nuestro producto sonoro. Fue importante contar con ese tema musical porque fue el elegido por Liz para traer a Zoe a la vida.

La sensibilidad en la edición, locución y la edición del producto sonoro fueron fundamentales para lograr el tono justo del material. La editora, Jazmín Acuña, que también fue la voz en off, aclimató la habitación en la que grabó su voz: apagó las luces, prendió esencias y trató de trasladarse y reproducir la escena en la sala de preparto. Tampoco apuró los procesos y los tiempos de producción. El editor sonoro y montajista, Nicolás Granada, acompañó todo el proceso: desde llamadas telefónicas durante los días de cobertura hasta reflexiones sobre el fenómeno en el país. Cosió artesanalmente cada fragmento con empatía y calidez.

El equipo visual liderado por Jazmín Troche y Lorena Barrios formó parte de la última etapa de la investigación: el diseño e ilustración del material de difusión. Una vez que el producto estuvo terminado, se reunió varias oportunidades con el equipo editorial luego de escuchar el producto para representar con fidelidad el espíritu del podcast.

Continuar escribiendo con la audiencia

Una vez publicado el material, los comentarios de Liz y su familia desbordaron de emoción. Se sintieron privilegiadas de haber sido elegidas como protagonistas de la historia y reconocieron la importancia de visibilizar una buena experiencia de parto, tanto para quienes aún no fueron madres como para quienes reconocieron en sus vivencias situaciones de maltrato y abuso. 

Todas las entrevistadas que compartieron sus experiencias de violencia obstétrica agradecieron el cuidado en el proceso y la chance de hacer oír sus denuncias, porque ninguna de ellas acudió a la Justicia. Sintieron, en algunos casos, que fue una manera de sacar a la luz los malos tratos que recibieron en instituciones públicas y privadas. La audiencia también reaccionó positivamente, muchas mujeres comentaron en las publicaciones promocionales del podcast y contaron sus experiencias de parto, algunas similares a la de Liz y otras, lastimosamente, muy distantes. 

La doula Clari Zelada comenzó a hacer conversatorios sobre el tema en vivos de Instagram con influencers que tuvieron la posibilidad de acceder a un parto respetado, y la licenciada en obstetricia Griselda Chamorro, que también acompañó a Liz durante su periodo de gestación y parto, presentó el podcast al Centro de Estudiantes de Obstetricia como ejemplo de cómo deben ser los nacimientos respetados.

El podcast El sonido de un parto sin apuros fue un trabajo colectivo y su realización duró cerca de un año. Los tiempos fueron como los de un parto respetado, en el que no se pueden apurar procesos, ni intervenir innecesariamente, ni correr el eje de las verdaderas protagonistas de la historia.

Soberanas

Una cobertura sobre la emergencia de las mujeres en el país más católico de Latinoamérica

El sonido de un parto sin apuros

Cada año, cientos de mujeres que dan a luz sufren violencia. Liz no fue una de ellas. Tuvo algo que hoy en día escasea en los hospitales: tiempo.

Tienen que respetar tu parto

Madres, médicos y parteras narran sus experiencias de parto respetado en Paraguay.

Un país donde las mujeres dan a luz sin violencia

Es 2030 y mujeres activistas por el parto respetado lograron su objetivo: una legislación para erradicar la violencia obstétrica