Si solo tenés un minuto:
- Todas las vacunas tras aprobarse pasan por fase 4 o de estudios de seguimiento, también las del coronavirus.
- La fase IV es la última fase de experimentación clínica y ocurre cuando la vacuna ya es comercializada y se usa a gran escala.
- El conocimiento no salió de la nada: Las investigaciones que se estaban haciendo desde las epidemias de SARS y MERS contribuyeron a los resultados de las vacunas anti-covid.
- Hubo más recursos, más financiamiento y más apoyo de gobiernos y compañías farmacéuticas debido a la pandemia de covid-19.
Si tenés diez minutos:
Atilio Farina del Río es ginecobstetra y el principal vocero de los autodenominados «Médicos por la verdad», una organización internacional que nació en Alemania, se fortaleció en España y se expandió por América Latina. Farina se dedicó a desinformar acerca de la covid-19 durante meses. Invitado por El Gran Debate en agosto de 2020, Farina dijo que «nadie puede hacer una vacuna en seis meses», cuestionando la rapidez con la que se fabricaron las vacunas anti-covid. Pero eso no es verdad. De hecho, fue posible y las vacunas anti-covid están demostrando bajar las tasas de mortalidad en el mundo.
Como explica este artículo en el Journal of Postgraduate Medicine y Maldita Ciencia, todas las vacunas tienen que pasar unas pruebas que garanticen su seguridad. Empezando por la prueba de inmunogenicidad, es decir, la capacidad de una vacuna de inducir una respuesta inmunitaria específica generada.
Las vacunas no se saltaron fases
Tras superar la etapa preclínica, que son pruebas en cultivos celulares y animales, las vacunas candidatas comienzan sus ensayos clínicos; esto es, pruebas en seres humanos. Chequeado.com lo resumió de la siguiente manera:
En la fase I se administra la vacuna a un pequeño grupo de personas. En la fase II se amplía el número de voluntarios y se trata de ajustar las dosis necesarias (entre 1 y 2, según la vacuna) y confirmar la seguridad. En la fase III se demuestra que la vacuna es segura y eficaz en un ensayo con decenas de miles de personas de diferentes edades.
Si los resultados son favorables, las autoridades regulatorias aprueban la vacuna. Una vez que está disponible para su indicación, la vacuna sigue siendo monitoreada en los estudios llamados de fase IV o «farmacovigilancia».
Estos estudios proporcionan información sobre la seguridad y la eficacia de la vacuna en la población general, usualmente en condiciones reales (no de estudio). El objetivo de la fase IV es monitorizar los efectos secundarios del fármaco, sobre todo los más raros, que pueden observarse solo cuando el medicamento es utilizado a gran escala.
En la actualidad, debido a la necesidad urgente de una vacuna contra la covid-19, las inversiones millonarias y las colaboraciones científicas sin precedentes están modificando los procesos habituales para el desarrollo de vacunas.
Esto significa que algunas de las fases del proceso de investigación y desarrollo se realizan de forma paralela, al tiempo que se mantienen estrictas normas clínicas y de seguridad, según la OMS.
Otras mentiras de Farina
Farina sostuvo que los protocolos que se implementaron en Paraguay fueron excesivos y que es ineficaz que las personas no contagiadas hagan cuarentena. También dijo que los jóvenes deberían funcionar como «apaga-incendios» al «interactuar con el virus y aumentar las defensas» para generar inmunidad colectiva.
Sin embargo, diversos estudios han concluido que el aislamiento, distanciamiento físico y la cuarentena son las únicas medidas potencialmente efectivas para responder a esta pandemia. Farina sostiene que la covid-19 fue planificada por China a fin de instaurar un Nuevo Orden Mundial, teorías conspirativas que carecen de evidencia científica.
Afirmó que las pruebas PCR no son eficaces en la detección del virus, pese a que la Organización Mundial de la Salud la identificara como la forma de diagnóstico del virus más fiable. También dijo que la hidroxicloroquina debe usarse para curar la covid-19 en su etapa inicial para evitar las terapias intensivas.
La hidroxicloroquina y cloroquina, sin embargo, no son recomendadas por la OMS desde diciembre de 2020. Diversos ensayos concluyeron que no son efectivas en la prevención o el tratamiento, en cualquier etapa de la enfermedad.
Farina cuestionó en televisión abierta la seguridad de las vacunas anti-covid. Su argumento principal es que las vacunas se elaboraron demasiado rápido y que se deben evaluar sus efectos colaterales.
Sin embargo, las vacunas contra la covid-19 que están siendo inoculadas en la población han pasado por todos los controles necesarios y cuentan con una eficacia entre el 60% y 100% para prevenir la enfermedad severa, hospitalización y la muerte por el virus.