Beatriz es parte del Sindicato Nacional de Trabajadores en Moto, donde lucha para que a ni un repartidor más le suceda lo que a su pareja, quien falleció atropellado por un conductor alcoholizado.
Mi nombre es Beatriz González Miers. Tengo 37 años. Trabajo de delivery independiente para tiendas de ropa hace 7 años.
Prácticamente todos los días voy con mi moto de Luque, donde vivo, hasta Villa Morra, donde espero que me llamen para entregar pedidos en Asunción, Central y hasta en Villa Hayes.
Empezamos temprano: a las siete de la mañana. Terminamos a la hora que sea el último pedido, no es que nos pongamos un horario. Antes de la pandemia tranquilamente hacías 150 mil en medio día. Ahora si alcanzás 150 mil en un día sos bendecido.
“Delivery nomás es”, dice la gente, pero si no estuviese el delivery, ¿que hubiese sido en la pandemia?
Estamos expuestos al virus. Estamos expuestos a que un alcohólico nos atropelle. Estamos expuestos a que nos roben la moto. Que el mantenimiento, que el combustible, que si enllanto. El acoso que recibo como mujer es más todavía. Me quieren pagar menos por ser mujer.
Para mí es mucho más difícil. Soy mamá y papá de cinco hijos. Mi pareja, Edison Barreto, era también delivery para aplicaciones. En septiembre de 2020 estaba entregando su último pedido cuando fue atropellado por una camioneta que pasó en rojo. El conductor estaba alcoholizado.
Lo más triste es que aunque tenga toda la plata del mundo, la tristeza en los ojos de mis hijos nunca más la voy a sacar, ¿entendés?
Su caso impulsó una lucha más fuerte con los compañeros del Sindicato Nacional de Trabajadores en Moto. Lo que queremos es, por ejemplo, que tengamos un seguro para accidentes.
Las plataformas de delivery explotan. Las empresas tercerizadas, de farmacias por ejemplo, ni que decir. A mí me ofrecen 10 mil por hora y les digo que no. Me dicen “vos te jodés porque va a venir otro que acepta” y así abusan de la necesidad de alguien. Y ese alguien va, funde su moto, se accidenta y nadie se hace cargo.
Quiero decirle algo a la gente, a la ministra de Trabajo. Que piense que el día de mañana, un delivery le puede salvar la vida a un familiar con su servicio.