Imaginá 14 mil canchas de fútbol. Ese es el tamaño de la deforestación relacionada a la soja

El estudio que el gobierno de Abdo niega incluye no solo la deforestación por la ganadería, sino también por la soja.

El informe Trase del Instituto Ambiental de Estocolmo, realizado con información pública e imágenes satelitales, calcula que 10.337 hectáreas –casi la superficie de Asunción– estuvieron en riesgo de deforestación por las exportaciones de soja de Paraguay solo en 2017.

El estudio calcula el riesgo de deforestación cruzando cantidad de hectáreas identificadas como deforestadas vía satélite que pueden relacionarse al cultivo de soja en una zona con la cantidad de soja proveniente de esa zona reportada por empresas.

Al menos 8.000 de esas hectáreas fueron deforestadas de forma ilegal: provienen de San Pedro, Canindeyú y Alto Paraná, lugares donde quedan los remanentes del Bosque Atlántico, en teoría protegidos por la ley de deforestación cero.

El riesgo de deforestación por toneladas exportadas de soja en Paraguay es mayor al de Argentina y Brasil.

Las 5 principales agroexportadoras – Cargill (EE.UU), ADM (EE.UU), Louis Dreyfus (Francia), Cofco (China) y Sodrugetsvo (Rusia) – son responsables del 70% de la soja exportada de sitios desmontados.

También se encuentra Vicentin, la agroexportadora argentina acusada de lavar dinero y evadir impuestos a través de su filial en Paraguay.

Cargill, ADM y Cofco tienen compromisos de no comprar commodities de sitios deforestados. Pero el informe Trase no encontró diferencias en relación a la cantidad de soja proveniente de deforestación que exportan las empresas sin esos compromisos.

La mayor parte de esta soja fue a parar a la Unión Europea, Rusia, Turquía, Argentina, India y Chile, según la documentación existente. 

Los números de la soja son menores a los de la ganadería sobre todo porque la soja predomina en la Región Oriental, que ya había sufrido un desmonte de su Bosque Atlántico anterior a la expansión del grano en el país.

Pero el Instituto Ambiental de Estocolmo advierte que, aunque la actual área de cultivo de soja en el Chaco es pequeña – 5.315 hectáreas en 2018 – el aumento de la plantación del grano acelerará una deforestación que ya es una de las más rápidas del mundo y pondrá en riesgo a las comunidades indígenas de la zona.

La Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y oleaginosas (CAPECO) junto al Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) trabajan desde hace años en ensayos para encontrar variedades transgénicas que hagan rentable el cultivo extensivo de soja en el Chaco paraguayo.

El Estado, además, financia toda la infraestructura para la agroexportación con nuevas rutas como el corredor Bio-Oceánico, que busca conectar con los puertos de Brasil, Chile y Argentina.

Lis García, investigadora y autora del “Atlas del Agronegocio en Paraguay” explica que lo hicieron reduciendo al mínimo el escrutinio requerido para aprobar esas semillas: “ahora solo basta la firma del presidente, el ministro y que ya haya sido aprobada en otro país”.

No hay mayores análisis del impacto en el país de estas semillas transgénicas, sobre todo de los agroquímicos que requieren.