Oligarquía

El plan de Israel para desterrar a palestinos con apoyo de la dictadura de Stroessner

En esta entrevista, la antropóloga Hadeel Assali revela pistas de cómo el régimen estronista colaboró con un plan de desplazamiento forzado de palestinos diseñado por el gobierno israelí.

Reportaje Juliana Quintana · Edición Romina Cáceres & Jazmín Acuña · Ilustración Willyam Matsumoto, Naoko Okamoto & Jazmín Troche ·

Mahmoud y su familia vivían en un campamento de la Franja de Gaza cuando en 1967 quedaron bajo la ocupación israelí.  A los 19 años, cayó en un plan secreto del gobierno de Israel que buscó enviar miles de palestinos a Sudamérica en un intento por desplazarlos forzosamente de Gaza. Varios de ellos llegaron al Paraguay de la dictadura estronista en 1969.

Como muchos otros palestinos, Mahmoud se inscribió en lo que parecía un programa legítimo del gobierno israelí para trabajar en Brasil. Pero cuando aterrizaron en ese país, no les permitieron desembarcar. El avión volvió a despegar. Se dieron cuenta de que los habían engañado: no existía un programa para trabajadores. Habían sido víctimas de un plan encubierto para «transferir» a palestinos de la Franja de Gaza y dejarlos en Paraguay. 

Mahmoud y los demás quedaron atrapados en Paraguay, sin dinero, sin saber el idioma y sin forma de regresar a Palestina. Cinco décadas después, su historia fue rescatada por la investigadora Hadeel Assali, antropóloga y doctora por la Universidad de Columbia de EE.UU., en un artículo para London Review of Books

Assali, sobrina nieta de Mahmoud,  escribe sobre los transferidos y revela tratos encubiertos detrás del desplazamiento forzado, que dejan en evidencia la colaboración entre Israel y la dictadura de Alfredo Stroessner. En esta entrevista con El Surti, detalla los hallazgos de su larga investigación sobre un aspecto poco conocido de la historia de los palestinos en Paraguay

Las respuestas han sido editadas y condensadas para una mayor claridad.

¿Cómo te enteraste del desplazamiento forzado de los palestinos a Paraguay?

Comenzó con un intento de visitar a mi familia en la Franja de Gaza en 2005. Estaba saliendo de Cisjordania bastante decepcionada porque me negaron la entrada. Entonces, mi madre me dijo que tengo un tío abuelo y una tía abuela en Jordania. Me contó que mi tío, Mahmoud, pasó algún tiempo en Chile y en Sudamérica. «No conozco la historia, pero tal vez puedas preguntarle sobre eso», me dijo. Y así lo hice.

Mahmoud me contó que lo engañaron para que participara en un programa de trabajadores, que resultó ser este plan de transferencia de palestinos a Paraguay. Al principio me costó un poco creer. Yo trabajaba como ingeniera, no era investigadora. Ni siquiera sabía cómo empezar a investigar. En 2006 regresé a Jordania. Mahmoud contó un poco más. Por eso iba a visitarlo de vez en cuando.

A pesar de que vemos personas asesinadas en tiempo real, por alguna razón esta historia me resultó tan difícil de creer y me quedé con ella. Luego decidí dejar mi carrera de ingeniería. Regresé a la universidad y cuando llegué a Columbia tuve acceso a otros académicos y archivos, incluso a académicos israelíes que no eran anti israelíes, pero que podían acceder a ciertos archivos.

«Vemos personas asesinadas en tiempo real pero, por alguna razón, me quedé con esta historia»

En tu artículo mencionás que tu tío abuelo Mahmoud se enteró del “programa de trabajo” en Brasil en la escuela vocacional de las Naciones Unidas donde estudió carpintería. Luego, al investigar, encontraste que había un sistema mediante el cual transferían palestinos de Gaza a Paraguay. ¿Este plan fue diseñado por el gobierno israelí?

Mahmoud se enteró del programa en Brasil a través del boca en boca, y ​​resultó que era un plan oficial del gobierno israelí que había sido encabezado por una mujer italiana, Ada Sereni, una sionista proveniente de una familia rica. Su experiencia como traficante de personas fue probablemente un factor detrás de la decisión de Israel de asignarla a los traslados palestinos. Ella supervisó el negocio de las deportaciones. Tengo documentos de los archivos israelíes que confirman que este plan fue aprobado.

En el primer semestre de mi programa de doctorado en Columbia, resultó que en mi clase había un refusenik israelí, que son personas que se niegan a servir en el ejército. Él era muy propalestino y estaba investigando en los archivos israelíes. 

Cuando le conté lo que estaba investigando, me dijo que se encontró con estos documentos de casualidad y que les tomó fotos con su celular. Me las dio y me las tradujo del hebreo. Fue un gran momento en 2013. Ocho años después, al fin tenía una prueba de lo que me contó Mahmoud.

También encontré información en otras fuentes israelíes. De vez en cuando, el caso aparece en los medios israelíes pero nunca hay un palestino en la historia. También me di cuenta de eso al entrevistar a mi tío y a otro hombre transferido que está en Paraguay, Talal al Dimassi. Ellos me hablaron de la agencia de viajes Patra, que fue la que hizo los traslados a Paraguay. Ninguna de las fuentes israelíes mencionaba a esta agencia. Por eso sentí que había algún tipo de encubrimiento. Las fuentes palestinas fueron las que revelaron más detalles.

«De vez en cuando, el caso aparece en los medios israelíes pero nunca hay un palestino en la historia»

Los traslados de palestinos se realizaron a través de una agencia de viajes llamada Patra, ¿hubo alguna consecuencia para esta empresa?

No, y no encontrarás nada sobre ellos en los archivos israelíes. Un amigo israelí y mi esposo, que es puertorriqueño, fueron a la agencia de viajes e hicieron preguntas en mi nombre. Al principio, en Patra estaban muy orgullosos de ser parte de estos proyectos de tráfico de personas y movimiento de armas, hablaban muy abiertamente de ello. Le dieron el nombre del dueño de la agencia, Gad Greiver, que aparece en los Archivos del Terror de Paraguay. Hay testimonios de otros palestinos en los archivos que también mencionan a Patra y a Greiver. 

Así que lo llamamos, y cuando le preguntamos por Paraguay, colgó la llamada. Ahí me di cuenta de que había un encubrimiento, porque estaban orgullosos de todo lo demás que hicieron, pero no de esto. Greiver dijo: «No puedo ayudarte más». Entonces volví y revisé todas mis fuentes: ninguna mencionaba a Patra. Y esta agencia de viajes todavía existe. No creo que se avergüencen de haber hecho el traslado, se avergüenzan de que el plan fracasó.

La conexión entre la dictadura estronista y la expulsión de palestinos de sus tierras

La dictadura deAlfredo Stroessner, que hizo de Paraguay un refugio de criminales de guerra nazi, fascistas y genocidas,  llevaba 15 años en el poder cuando se puso a andar el acuerdo con el gobierno israelí. Assali describe este pacto como un plan de limpieza étnica, mediante el cual Paraguay recibiría a 60.000 palestinos a cambio de 33 dólares por cada persona que llegara al país. 

Sobre la cantidad de trasladados, la antropóloga refiere que el investigador libanés John Tofik Karam logró documentar a partir de archivos estatales paraguayos la transferencia de al menos 21 palestinos. Todos eran habitantes de Gaza que llegaron a Asunción en 1969. Once de ellos testificaron que habían salido a través de una agencia de viajes llamada Patra, y que su salida fue organizada por el dueño de la agencia, Gad Greiver. 

Pero en 1970 el plan se desmoronó tras un enfrentamiento en la embajada de Israel en Asunción. Assali cuenta que algunos de los palestinos trasladados fueron a confrontar al entonces embajador israelí, Benjamin Varon, por haber sido engañados. Se produjo un tiroteo en la embajada. Edna Peer, secretaria consular, murió y un miembro del personal paraguayo resultó herido. Dos palestinos fueron arrestados, juzgados y encarcelados: Talal al-Dimassi y Khaled Darwish Kassab. 

Los funcionarios del gobierno israelí y otras fuentes describieron el suceso como una operación terrorista orquestada por la Organización para la Liberación Palestina (OLP). Medios paraguayos replicaron esta versión, pero no hubo referencia alguna a cómo habían llegado los palestinos a nuestro país. En esta segunda parte de la entrevista, Assali revela detalles de cómo su investigación la llevó hasta Talal al-Dimassi, uno de los detenidos que se quedó a vivir en Paraguay.

«No creo que se avergüencen de haber hecho el traslado, se avergüenzan de que el plan fracasó»

¿Cómo lograste localizar a Talal al-Dimassi? 

En lo más profundo de los archivos de la universidad encontré un artículo de un profesor libanés llamado John Tofik Karam que menciona el tiroteo en la embajada israelí en Asunción. Así que me puse en contacto con él. Me dijo que se sintió muy aliviado al saber de mí porque había estado intentando publicar e investigar sobre esto, pero que nadie le creía.

Él estaba investigando sobre los inmigrantes árabes en Brasil cuandose topó con la historia. Viajó a Paraguay y fue a los Archivos del Terror. Recopiló todos estos archivos de los periódicos que seguían el caso. Al parecer, no pudo encontrar nada sobre el caso judicial. Pero sí encontró a Talal y fue a entrevistarlo. 

Talal habló con él, pero creo que estaba un poco paranoico en ese momento. «A la sobrina de un transferido tal vez le tenga un poco más de confianza», me dijo Karam y luego me dio su contacto. Karam publicó un artículo mucho más extenso sobre la transferencia de palestinos, de hecho, yo dependo mucho de su trabajo. 

Cuando Talal se dio cuenta de quién era mi tío abuelo (Mahmoud), estuvo muy dispuesto a hablar conmigo. Por eso viajé a Paraguay. Mi mamá también fue porque necesitaba que me ayudara con un documental en el que estaba trabajando. Pasamos diez días allí. A lo largo de este largo viaje recibí mucho apoyo, tengo recuerdos hermosos. Hice nuevos amigos a lo largo del camino. Tuve un maravilloso equipo que estuvo apoyando la investigación y filmación. Todos ellos fueron mentores para mí en cierto modo: un periodista muy experimentado, un cineasta/antropólogo, un profesor de estudios latinoamericanos mexicano-americano radicado en Chicago y, por supuesto, mi madre. 

¿Qué pensás sobre la historia que te contó Talal?

Su versión es que fueron a la embajada para confrontar al embajador israelí. Una vez allí, cuenta que las personas presentes en el lugar les mintieron diciéndoles que el embajador no estaba y comenzaron a atacar a Talal. Lo que trascendió fue que dos palestinos cometieron un atentado contra la embajada de Israel. Pero el investigador John Tofik Karam se pregunta: «si entraron y atacaron, ¿de dónde sacaron el arma?». No tiene sentido. Aunque no sé cómo era la situación entonces, quizás conseguir un arma no era tan difícil. Yo creo en la versión de Talal de la historia. Eran jóvenes que fueron a Paraguay engañados, no un grupo de resistencia organizado. Los dejaron ahí para que, con suerte, desaparezcan. 

«Eran jóvenes que fueron a Paraguay engañados, no un grupo de resistencia organizado»

Lo que realmente sucedió en la embajada es un poco misterioso. El embajador israelí en ese momento, Benjamin Varon, escribió en sus memorias que no sabía por qué estos palestinos estaban allí y por qué cruzaron el mar. Pero Talal se acordaba de él, incluso lo mencionó por su nombre. Describió su apariencia y que les había prometido trabajo. Pero lo que hizo fue arrojarlos al otro lado de la frontera de Ciudad del Este entre 1969 y 1970. 

En Paraguay, todos los años hacen un homenaje a la mujer que falleció en la embajada y siguen hablando de «atentado terrorista». El periodista israelí Eran Cicurel también encontró esto en el archivo, pero en su recuento de la historia es como si los palestinos no existieran.

¿Tu tío abuelo Mahmoud mencionó si fue maltratado en en Paraguay?

Mi tío no fue necesariamente maltratado en términos de tortura ni nada por el estilo. Talal sí me habló de esto, pero la forma en que él llegó a Paraguay fue muy diferente. Mahmoud pensó que se estaba inscribiendo en un programa para trabajadores. Talal era electricista y tenía su propia tienda en la ciudad de Gaza. Pero él luchaba contra la ocupación israelí. Así fue como lo capturaron y lo amenazaron con que tenía que irse.

Por eso fue torturado, tanto por los israelíes como cuando fue a Paraguay. Talal mencionó al jefe de investigación de la Policía en la dictadura estronista, Pastor Coronel. Después se corrió la voz. Ustedes tienen una comunidad árabe muy influyente allí. Humberto Domínguez Dibb (yerno de Stroessner) y otros vinieron a rescatarlo. Acudieron en ayuda de los palestinos privados de libertad y les brindaron apoyo legal, comida y cosas así. 

¿Y qué pasó con el otro transferido que fue acusado del atentado en la embajada, Khaled Darwish Kassab? 

Está desaparecido. Talal sospechaba que se fue a Brasil, pero al final no sabemos cuántos fueron realmente trasladados. No creo que se haya llegado a concretar la transferencia de 60.000 palestinos, como querían, pero no sabemos quiénes más vinieron, ni sabemos dónde están. 

¿Crees que el incidente en la embajada israelí fue la razón por la que interrumpieron el plan y dejaron de enviar palestinos a Paraguay?

Creo que lo que hicieron en la embajada expuso todo el plan y lo detuvo. En una entrevista que hice al periodista israelí, Yossi Melman, dijo que Israel no logró sacar de Gaza a todos estos palestinos y que, incluso, mataron a la secretaria consular, Edna Peer, en la embajada de Paraguay. 

Muchos israelíes hablan de esta operación como un fracaso porque apoyaron la idea de deshacerse de los palestinos. Consideran que simplemente no fue un plan bien organizado. Al marido de Peer no se le permitió hablar públicamente sobre esto durante muchos años porque lo consideraba una vergüenza para el gobierno israelí. En ese sentido lo ven como un fracaso, pero sus acciones no detienen la continuidad de la limpieza étnica.

«Muchos israelíes hablan de esta operación como un fracaso porque apoyaron la idea de deshacerse de los palestinos»

¿Por qué crees que hay dudas para reconocer estos crímenes de la dictadura?

Quizás en Paraguay algún corrupto permitió que esto pasara, ¿no? No sabemos quién. Alguien tomó dinero, permitió que estas personas vinieran y eso llevó a esta situación. Tuvo que haber un encubrimiento. Según John Tofik Karam, ni siquiera los documentos judiciales se pueden encontrar. 

¿Quién fue el responsable? ¿Quién estuvo de acuerdo? No parece que Stroessner. Parece que alguien de un nivel inferior había arreglado esto y, según mis fuentes, Israel quería que Talal y Khalid fueran extraditados, pero Stroessner se negó. 

¿Fue difícil hacer que las fuentes hablaran de lo que les sucedió?

Mi tío dudaba mucho en hablar de ello al principio, tenía miedo de que los israelíes lo persiguieran. Al final lo convencimos. Lamentablemente, falleció hace unos años. Talal habló un poco sobre esto con John Tofik Karam. En ese entonces creo que realmente no se sentía cómodo, no confiaba en nadie. Supongo que por quién soy, habló más abiertamente.

Quizás Talal se animó a hablar porque está envejeciendo y siente que necesita algún tipo de reparación. Quiere que la historia reciba más atención y debe ser compensado de alguna manera porque sufrió por su salud. Tiene una cojera en la pierna y uno de sus ojos está destrozado.

Es interesante porque, para mí, algunos paraguayos lo vieron como un héroe. Los israelíes intentaron matarlo cuando estaba en prisión, y por eso el encargado de la cárcel lo puso en un lugar seguro donde estuviera solo. Parecía que había una parte de la sociedad paraguaya que lo respetaba.

¿Qué impacto tuvo esta investigación en vos misma?

Creo que me acercó más a mi familia. Mi tío tuvo cuatro hijos, todos son adultos ahora. Vivían en Jordania y prácticamente sin estatus, no podían acceder a muchos trabajos. No hubo muchas oportunidades para ellos. Ahora el hijo mayor está en la República Checa y dos hijos en Canadá. Estuvieron allí para solicitar asilo y pudimos ayudarlos un poco con ese proceso. 

También sus hijos estaban agradecidos de saber finalmente lo que sucedió porque no tenían los detalles ni tenían forma de demostrar nada. Para ellos, la historia fue más bien mala porque su padre terminó en esta situación. Fue algo que tuvo un impacto tan directo en su vida y su prioridad era descubrir cómo podían vivir una vida normal.

Fue una historia difícil de llevar y la idea de hacer un documental es más fácil de decir que de hacer. Es por eso que decidí escribir el artículo corto para el London Review of Books, porque ya estaba tomando demasiado tiempo, no tenía financiación y pensé que necesitaba que la historia saliera al mundo de alguna manera. 

Aprendí mucho sobre cómo se puede silenciar la historia de estas formas tan insidiosas y sobre lo importante que es para nosotros contar nuestras propias historias. Porque cuando los israelíes la cuentan, nosotros no existimos. Somos solo objetos. 

Y mi familia seguía preguntándome «¿cuál es el punto de hacer esto?». Realmente, no hay. Más allá de hacerlo para esta familia, tener un archivo y, de hecho, aclarar la historia para nuestro estado.

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