Soberanas

«Reivindico los derechos humanos de las mujeres»

Se declara feminista. Abandonó la Fiscalía en 2019 y con eso trató de distanciarse del enfoque punitivista. Desde el Ministerio de la Mujer, buscó promover la prevención de la violencia de género. En esta entrevista, la ex viceministra de Protección de los Derechos de las Mujeres, Liliana Zayas, repasa los pormenores que la llevaron a renunciar al cargo.

Reportaje Romina Cáceres · Edición jazmín acuña · Ilustración robert báez & jazmín troche ·

La abogada y ex-fiscala penal Liliana Zayas Guggiari trabaja hace 25 años en la función pública. Para asumir como viceministra de Protección de los Derechos de las Mujeres en diciembre de 2019 renunció a 16 años de carrera en el Ministerio Público, donde fue una de las impulsoras de la creación de la Unidad Especializada Contra Violencia Familiar. Recuerda que la ministra de la Mujer Nilda Romero, su excompañera en el Instituto de Altos Estudios Estratégicos, la invitó a formar parte del ministerio para trabajar en aspectos técnicos de la implementación de la ley 5.777 de Protección Integral a las Mujeres, que es la ley que penaliza el feminicidio y otras formas de violencia.

«Mi motivación para aceptar el cargo de viceministra fue trabajar por los derechos humanos de las mujeres desde la prevención, atención y contención sobre la base de la ley 5777, ya no desde lo punitivo como venía haciendo desde el Ministerio Público, sino desde el punto de vista de una política pública» dice Zayas, que fue fiscala delegada de la unidad contra violencia familiar.

Pero esa motivación se fue apagando por diferencias con Romero y su primer anillo, conformado por las viceministras de Administración y Finanzas, Mirtha Elías, y de Igualdad y No Discriminación, Lilian Fouz. Zayas renunció el 18 de febrero de 2021, cuatro días después de que el Ministerio de la Mujer emitiera un comunicado en el que repudiaba un  escrache al jefe de Gabinete Civil, Juan Ernesto Villamayor, utilizando como excusa la violencia de género contra dos de sus acompañantes mujeres. Una celeridad institucional de la que víctimas de feminicidio y de intentos de feminicidio no han gozado.

¿Cuál fue el detonante de su renuncia?

Cuando en este último comunicado se trató como violencia de género una violencia que nosotros no consideramos como tal, yo no encontraba el condicionante de «por ser mujer». Ahí viene mi recomendación a la ministra de que, si se hacía un comunicado, sea general y no direccionado. No obstante, salió ese pronunciamiento. En segundo lugar, al día siguiente cuando se me pregunta, mi sugerencia fue retractarse, pedir disculpas, reconocer que fue un error y retirar ese comunicado, lo cual fue rechazado.

Luego vinieron las expresiones de mis colegas viceministras en las redes (en alusión a Mirtha Elías), inclusive la denuncia de una sobrina con respecto a una de ellas, el peyorativo de «mujerín». Si tenemos en cuenta la ley 5.777, las convenciones Cedaw y Belém do Pará, no condice con lo que un Ministerio de la Mujer tiene que comunicar. Y la falta de alguna disposición de la máxima autoridad respecto a estos hechos que mencioné, sin duda alguna fueron alentando mi decisión, ya que no encontraba coincidencia ni se tenían en cuenta recomendaciones técnicas, que era para lo cual me dijeron que venía.

¿En qué consistía su trabajo en el viceministerio de Protección de los Derechos de las Mujeres?

Como viceministra tenía la responsabilidad y el liderazgo de tres direcciones generales. Una dirección general contra toda forma de violencia, una dirección general de centros regionales y albergues y una dirección general de prevención y atención a la trata de personas. Trabajamos en prevención en cuanto a capacitación sobre la ley 5.777 y la atención a través del 137 y Sedamur (Servicio de Atención a la Mujer). Sobre los albergues y centros regionales teníamos la misma política. Respecto a la trata, el Ministerio de la Mujer forma parte de una mesa interinstitucional que está coordinada por Cancillería.

Había cooperación técnica de ONU Mujeres, que vino a fortalecer el ministerio durante la pandemia. Hablo en términos personales, me aboqué a todo lo que se me solicitaba que era técnico, como la elaboración de protocolos durante la emergencia sanitaria dadas las cifras de aumento de violencia durante el encierro. Tenía un equipo fabuloso de funcionarias en el Ministerio de la Mujer que estaban muy comprometidas.

Usted mencionó que participó en la elaboración de varios protocolos, ¿los podría citar?

El principal que hice fue el protocolo de prevención, atención y seguimiento para mujeres víctimas de violencia y trata de personas ante al situación de emergencia sanitaria por covid-19, en concordancia con las disposiciones del Ministerio de Salud. También hicimos otro para el ingreso a los albergues del Ministerio de la Mujer para mujeres víctimas acompañadas de sus hijos, hijas y dependientes. Durante la parte más restrictiva de la cuarentena, preparamos para el Codena (el Consejo de Defensa Nacional a cargo del retorno de paraguayos) una ficha con cinco preguntas para detectar si las mujeres que ingresaban, en carácter de repatriadas, presentaban algún signo de ser víctimas de violencia. Así se detectó que cuatro mujeres que retornaron al país pasaban por una situación de violencia, entonces vinieron a cumplir su cuarentena en el albergue del Ministerio de la Mujer.

El reconocimiento a Mario Abdo en el Día de la Mujer Paraguaya: «No fue mi propuesta como quieren dar a entender»

A la serie de eventos desafortunados se sumó una invitación de la ministra Nilda Romero para un acto por el Día de la Mujer Paraguaya el 24 de febrero, en el que se haría un reconocimiento al presidente Mario Abdo Benítez «por su invaluable compromiso, liderazgo y gestión en un mayor acceso de mujeres a cargos de decisión», algo que recuerda a cuando el dictador Alfredo Stroessner fue nombrado «primer feminista paraguayo». Después de renunciar, Zayas también cuestionó esta acción en declaraciones a varios medios. Ese mismo día se viralizó un memorando del Ministerio de la Mujer en el que ella aparece como remitente de la propuesta para homenajear al mandatario.

Luego de su renuncia circuló un memorándum donde se le atribuye a usted haber propuesto el reconocimiento al presidente Mario Abdo Benítez, ¿fue así?

Semanas antes de que yo salga de vacaciones, quince días antes tal vez, fuimos convocadas junto a la directora Ana Pavón y las otras dos viceministras. El objeto de esa reunión, que se nos comunica en ese momento, era ver las actividades del 24 de febrero y el 8 de marzo. Mi propuesta fue reiterar lo que yo había propuesto para el 25 de noviembre, que era un reconocimiento para las exministras de la Mujer, lo cual la ministra ya me había dicho el año anterior que sería para el 24 de febrero. Sin embargo, la máxima autoridad dice que esa actividad la vamos a pasar al 8 de marzo. «Yo quiero hacer un reconocimiento al señor presidente porque hay muchas mujeres en su gabinete», esa fue la expresión que utilizó la señora ministra, y hay testigos de eso. Como esa era la decisión de la ministra, entendimos que el sentido era homenajear a las mujeres que conforman su gabinete. Pero luego, como yo salía de vacaciones, ella le encargó eso al viceministerio de Igualdad y No Discriminación (Lilian Fouz), asumiendo yo el compromiso de la actividad que propuse sobre el reconocimiento de las exministras para marzo.

La ministra dice: «les pido que todo lo que conversamos en esta reunión eleven aquí a gabinete como un resumen de lo que resolvió». Y ese es el famoso memorándum que están socializando con la misma mala intención con que venían actuando y ratifica mi correcta decisión de dar un paso al costado. En síntesis, no era una propuesta como quieren hacer entender sino era lo que solicitó la ministra que se le eleve por escrito.

La lucha contra la violencia necesita más recursos 

Para la exviceministra, el uso del Ministerio de la Mujer con fines partidarios no es el único problema. «Yo sabía que era un ministerio con bajo presupuesto, lo cual siempre me llamó la atención habiendo todo un Viceministerio de Administración y Finanzas que podría enfocarse en fortalecer el presupuesto institucional», dice Zayas. El presupuesto 2021 del ministerio es el más bajo de los últimos cinco años.

¿Qué falta en el Ministerio de la Mujer?

Creo que cuentan con recursos humanos, que son el corazón del ministerio. Funcionarias comprometidas que trascienden quién es la máxima autoridad, que están desde los inicios de cuando todavía era Secretaría de la Mujer. Hace falta que se les dé el lugar que se merecen, que se les permita trabajar en los lugares donde se requiere personal técnico. Va a ser un gran avance redireccionar la misión del ministerio, que conjuntamente con el Ministerio de la Niñez, para mí son los más sensibles. Sabemos que las mujeres víctimas de violencia no siempre están solas, sabemos que son jefas de hogar, muchas veces vienen acompañadas de hijos, hijas, dependientes. A su vez, la importancia de que las mujeres puedan tener una participación política y empoderamiento económico.

¿Qué falta en cuanto a políticas de género desde otras instituciones del Estado?

Fortalecer las mesas de prevención y atención de violencia, capacitación a los operadores de justicia y, sin duda, un presupuesto que respalde todas las políticas públicas que están dirigidas a los derechos humanos de las mujeres.

A lo largo de su carrera, ¿notó algún cambio en cuanto al abordaje de la violencia de género?

Si yo miro atrás, veo un avance importante en la visibilización en la sociedad, que ya sabe lo que es violencia de género, puede estar a favor o en contra, pero sabe de lo que se habla. Sabe que cuando hay una violencia intrafamiliar tiene que llamar a la policía, al 137, no que «es una cuestión de pareja y no hay que meterse» como quizá hace 20 años. Veo un progreso y un compromiso de generaciones que vienen detrás mío y eso es sumamente alentador. Vemos unidades especializadas en el Ministerio Público, también que los juzgados de paz están siendo fortalecidos con capacitación y, sobre todo, leyes como la Ley integral 5.777 o la Ley de trata.

Por eso me dolía mucho ver los comentarios en las redes sociales debajo del comunicado. Todo eso fue una desmotivación al ver que se iba diluyendo tanto trabajo significativo, técnico y profesional por una situación que –si bien ya se hizo– se podía retroceder. Nos debemos a la ciudadanía, sobre todo el funcionario público. El origen de esta denominación es «servidor público». Si a la ciudadanía no le sirve, el servidor tiene que replantearse su validez y tiene que hacer algo al respecto.

¿Usted se considera feminista?

Sin duda, claro que sí. Soy feminista porque reivindico los derechos humanos de las mujeres y reivindico las luchas que muchas mujeres han hecho, hacen y que hoy me permiten hablar con esta voz, con esta pasión y abocar mi carrera profesional que es el derecho y complementarla con los derechos humanos de las mujeres.

¿Qué piensa hacer a partir de ahora, quiere volver al Ministerio Público?

Yo me planteo volver al sistema de justicia, donde hay muchas opciones como el Ministerio Público y el Poder Judicial, sin duda me presentaría si hay un concurso. Pero ahora todavía es prematuro hablar de eso. Seguiré en la docencia e investigación. Como decía el poema de Machado: «Se hace camino al andar». Es un camino que voy a seguir porque no depende de que esté cumpliendo una función pública.

Tengo una hija de 24 años, ella comenzó la carrera de derecho y luego se abocó a la psicología. Lo que para mí significa más en la vida es ser un ejemplo para ella. Somos los espejos de nuestros hijos y quiero ser un espejo limpio donde ella también se pueda mirar.