Mariana Sepúlveda: el poder de la aceptación

Su sueño es recibir su título universitario con el nombre que le identifica. Ese sería el mejor regalo para su madre, cuya aceptación se convirtió en el pilar de su lucha.

Mariana vive en el barrio San Antonio de Asunción. Allí está el grupo de la eterna juventud, sus amigas desde hace 21 años y su familia. Convive con su papá, sus cinco hermanos, sus sobrinas y sobrinos. María Isabel Esquivel, su madre, es el pilar de la casa y la que los une a todos. Muchas veces la discriminación empieza en la familia. Pero Mariana tiene el respeto de todos y todas mediante su mamá.

Doña María Isabel no dormía, estaba preocupada, porque no tenía noticias de su hija que con 16 años salía a la calle. A días del cumpleaños de Mariana, llegó con una vecina al lugar donde estaba parada y con un simple “Jaha ógape”, la llevó de vuelta al hogar. Ella está convencida de que las madres y los padres tienen que acoger a sus hijos. 

Le causa tristeza cuando las familias expulsan a sus hijos e hijas. Me dan tristeza esas madres que echan a sus hijos. A ellas quiero pedirles que dejen de hacer eso.

“El poder de una madre es muy grande en una familia”.

Una vez lavando los cubiertos Mariana escucha por primera vez el nombre con el que se identifica en la boca de su madre. Eso le dio el poder para luchar, porque sabe que su mamá es capaz de enfrentar a quien sea por ella. 

“Si mamá ya me aceptó es como si fuera que el mundo me aceptara. Ahora tengo más fuerza porque ella siempre está a mi lado”.

Toda madre quiere ver a sus hijos e hijas hechos profesionales, que tengan un oficio y que no sufran carencias. Por eso, Isabel insistió en que Mariana deje la calle y retome la secundaria.  Ahora ya está haciendo su tesis de la facultad con su compañera Nimia Barúa. 

Con la investigación quieren visibilizar la discriminación que sufren las personas trans en los medios de comunicación tradicionales.

“Siempre somos tapa en la parte policial o en hechos que hacen burla”.

El Estado se niega a respetar, garantizar y proteger los derechos de  las personas trans. Es por eso que siguen siendo obligadas a sobrevivir en espacios y ambientes hostiles.

​​Esa es la realidad de la cual es consciente Mariana, por eso es activista. Militó por los derechos humanos desde el 2011 en la organización Panambí. Allí se ocupó de los temas del área legal e incidencia política durante casi diez años. También formó parte de la junta directiva, como tesorera y como comunicadora institucional.

​​Esa es la realidad de la cual es consciente Mariana, por eso es activista. Militó por los derechos humanos desde el 2011 en la organización Panambí. Allí se ocupó de los temas del área legal e incidencia política durante casi diez años. También formó parte de la junta directiva, como tesorera y como comunicadora institucional.

Cambiar de nombre en los documentos de identidad, para que concuerden con su identidad de género, no es posible para las personas trans. Por eso, en Paraguay la lucha es continua.

Ya en 2016, Mariana inició un proceso ante la justicia y obtuvo una sentencia favorable, que luego fue apelada por la Fiscalía General. 

Recientemente, la Corte Suprema de Justicia desbloqueó el caso y lo devolvió al Tribunal de Apelaciones, haciendo que Mariana esté un paso más cerca de que su nombre sea legalmente reconocido.

Ya en Los certificados escolares no llevan los nombres de su elección, eso les dificulta a la hora de encontrar trabajo. Es por eso que Mariana decidió exigir su derecho al cambio de nombre, en la campaña “Escribe por los derechos”, de Amnistía Internacional, en la cual es imagen con Yren Rotela.

“Jueces y juezas exigimos la rectificación de nuestros nombres porque soy real y mi nombre debe ser legal”

Uno de los más grandes sueños de Mariana es terminar la carrera de Comunicación para el Desarrollo. Su idea es regalarle ese título a su mamá, pero para que la felicidad sea total, quiere que en el certificado se lea: Mariana Sepúlveda, comunicadora, el nombre con el que se identifica.

Isabel está muy orgullosa de su hija: “Yo la reconozco como Mariana y quiero que el Estado la reconozca también de esa manera”.

Isabel está muy orgullosa de su hija: “Yo la reconozco como Mariana y quiero que el Estado la reconozca también de esa manera”.