Esto es lo que tenés que saber si tenés 1 minuto:
- Si ves una encuesta, verificá si publica a cuánta gente, de qué lugar y en qué momento realizó su sondeo.
- También si la encuestadora tiene vínculos con sectores políticos o un historial de sondeos errados.
- Las encuestas pueden influir en las elecciones de distintas maneras. Por ejemplo, en los niveles de participación. Pese a eso, el gobierno de Abdo vetó el intento de transparentar su uso en 2018.
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En el periodo electoral actual, es posible que no pase una semana sin que se publique una nueva encuesta por medios de comunicación, redes sociales o grupos de WhatsApp. Encuestas publicadas el mismo día que dan dos resultados totalmente diferentes en la preferencia para la elección presidencial. Encuestas de consultoras nunca antes conocidas en tapas de diarios. Encuestas a medida para la dama y el caballero. Encuestas para diputados y encuestas para senadores. Cada candidato parece tener su propia encuesta.
Para identificar cuándo desconfiar de una encuesta, conversamos con Jesús Delgado, candidato a Magíster en Estudios Electorales de la Universidad de San Martín (Argentina), quien fue parte de la misión electoral independiente en Paraguay en 2018 y es director de Desarrollo Institucional de la organización regional Transparencia Electoral.
Para Delgado, estas son las 3 preguntas que toda encuesta debería responder para ser confiable.
Primer tip: ¿Cuándo, dónde y con quienes se hizo la encuesta?
Para Delgado, lo primero que hay que mirar es si la encuesta publica su muestreo. Su ficha técnica debe tener datos como la cantidad de personas encuestadas, las fechas en las cuales se hizo la consulta, el método (¿fué por vía telefónica? ¿Fue presencial? ¿Fue a través de e-mail?) y el lugar de donde provienen esas personas encuestadas. “Cómo está confeccionada la segmentación es importante para entender a quiénes representan los hallazgos”, dice. Por ejemplo, podría suceder que se esté enfocando en un número demasiado pequeño de personas o que sean de un rango etario, de clase o ubicación geográfica sobrerepresentados en comparación a los electores habilitados para votar.
Un ejemplo de cómo se puede confundir al no publicar el muestreo es esta publicación de Instagram del medio La Nación sobre una encuesta realizada por Grau & Asociados. La imagen no explicita de dónde provienen los datos y transmite la errónea percepción de que es una encuesta de alcance nacional. Solo al leer el texto que acompaña se puede ver que los datos corresponden a 360 “casos” en Asunción.
Segundo tip: ¿Quién pagó la encuesta?
Cada vez que vemos los resultados que dan ganador por números astronómicos a uno de los candidatos, debemos preguntarnos quién es el dueño o dueña de la consultora que publica los datos, y cuál es su relación con el candidato beneficiado. Delgado señala que “debemos estar advertidos de aquellas consultoras que trabajan para partidos políticos y/o favorecen intereses”. Para Delgado, las encuestadoras deberían publicar quién pagó por el sondeo.
El tipo de relación cuestionable entre consultoras y grupos políticos se puede ver en el caso de la consultora FaSac, que en su cuenta de Twitter muestra apoyo a favor de candidatos de la ANR, y que casualmente presentó una diferencia de 13 puntos a favor de Peña en una encuesta de febrero. Otro ejemplo es EcoDat, una consultora que es encabezada por Julián Ruiz y que da 10 puntos de diferencia a favor de Peña. Lo cuestionable es que Ruiz es hijo de Roque “Koki” Ruíz, un artista plástico que de manera abierta hizo campaña por el candidato cartista en las internas coloradas de diciembre de 2022.
Un caso más complejo se dio con la consultora Ati Snead, quien fue acusada por Luis González, el candidato colorado a la Gobernación de Central, de “retocar” los resultados a favor de Ricardo Estigarribia, el candidato liberal. Según González, Ati Snead le dijo que fue a pedido de la Megacadena de Comunicación, el conglomerado de medios que había encargado la encuesta. En un comunicado, la Megacadena rechazó la acusación y anunció la rescisión del contrato con Snead.
Tercer tip: ¿La encuestadora ya acertó resultados en elecciones pasadas?
La guerra de las encuestas no es nueva en las elecciones paraguayas. En el pasado reciente, vimos como tanto en las elecciones municipales de 2021 como en las generales de 2018 varias consultoras publicaron sondeos que favorecían generalmente a candidatos del Partido Colorado con diferencias muy por encima de los resultados finales, lo cual escapa del rango de error que cualquier análisis estadístico confiable debe tener. “La idea es encontrar consultoras que tengan una trayectoria de resultados acertados o aproximados a través de diferentes ciclos electorales”, explica Delgado.
Si tomamos en cuenta las elecciones de 2018, la ya citada EcoDat había dado una diferencia de 28 puntos a favor a Mario Abdo frente a Efraín Alegre.
En 2018 la misma encuestadora había dado 28 puntos de diferencia a favor de Mario Abdo. Lo mismo sucedió con las consultoras Taka Chase, Capli y Grau: todas le dieron una diferencia de en promedio 20% a favor del candidato colorado, que finalmente ganó con la ventaja más exigua en la historia de las elecciones presidenciales en democracia de Paraguay. En esas elecciones, la más aproximada fue Ati Snead, quien le dio ganador a Alegre pero por una diferencia dentro del rango de error reconocido por la encuesta.
Cómo devolvemos la confianza en las encuestas
Delgado es tajante cuando se le consulta si es que las encuestas tienen la posibilidad de influir en elecciones. “Sí, totalmente. Por eso deben publicar su ficha técnica en primer lugar, su metodología. Por otro lado, deben estar registradas ante el organismo electoral, porque de esa manera se les obliga a ser más serias, a emitir resultados más sólidos”, explica.
Para Delgado, regulaciones como las de Colombia, Ecuador y Bolivia, que obligan a consultoras a registrarse ante su organismo electoral para ser habilitadas a publicar encuestas o bocas de urna el día de las elecciones, “logran que las consultoras asuman ciertas responsabilidades”. En Colombia, por ejemplo, las encuestadoras se encuentran obligadas a transparentar “la persona física o jurídica que la encomendó o realizó” además de quién pagó por el sondeo y, por supuesto, la metodología utilizada. En Bolivia, el mismo registro existe tanto para las encuestadoras como los medios de comunicación que quieran publicar sus resultados durante el periodo electoral. Similar es la legislación de Ecuador.
El Código Electoral paraguayo exige en teoría la publicación de la ficha técnica de cada encuesta electoral, pero tal obligación no se encuentra reglamentada. También prohíbe la publicación de encuestas 15 días antes del día de las elecciones y las bocas de urnas el día de las elecciones, los medios del grupo Cartes se encuentran habilitados a divulgarlas gracias a una medida provisoria de la Corte Suprema desde 2017.
En los primeros meses de su gobierno en 2018, el presidente Mario Abdo, que se vio beneficiado por sondeos previos a las elecciones, vetó un proyecto de ley impulsado por la bancada del Frente Guasú y que buscaba reglamentar de manera similar a Colombia y Bolivia la inscripción y transparencia de las encuestas durante elecciones.
Abdo argumentó en su veto que las encuestas estaban “amparadas” por el derecho constitucional a la libertad de prensa. Finalmente, ambas cámaras del Congreso aceptaron su veto y el proyecto quedó archivado.