Oligarquía porque en esta cobertura ponemos el foco en los grupos minoritarios que se benefician de que las cosas funcionen mal. Nos obsesiona establecer las relaciones entre el Estado y el poder real que opera en la trastienda en perjuicio del interés público. El poder real o fáctico lo componen quienes tienen la suficiente influencia para secuestrar las decisiones de los que nos gobiernan: el agronegocio, el crimen organizado, los dueños de la tierra, los bancos y financieras, las contratistas del Estado, los medios empresariales, la cúpula de la Iglesia Católica y grupos evangélicos.
Esas relaciones clientelares están enraizadas en un Estado patrimonialista: uno donde las autoridades administran e intercambian favores. Los que hoy financian las campañas partidarias, mañana tienen garantizada sus ganancias en contratos públicos, exenciones tributarias, leyes a medida.
La lógica de administrar los recursos públicos en beneficio particular tiene consecuencias en nuestras vidas, en tu día a día. Como ocurre con la salud. Deberíamos acceder a ella por derecho, porque la salud no puede tener un precio. Pero se convierte en un privilegio que hay que pagar. O en un favor que devolver.
Con este orden de cosas, las élites económicas frenan cualquier intento de justicia tributaria: que quienes tienen más, paguen más.
En Oligarquía te explicamos cómo se dibuja este mapa donde unos pocos actores muy poderosos definen el destino de la mayoría. Entender cómo operan – sus asociaciones, sus intereses mezquinos, y sus aspiraciones – es el primer paso para recuperar una democracia arrebatada. Acompañanos en esta obsesión.