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Este calor no es normal

Por eso, El Surti se va hasta la Cumbre del Clima en Dubái, el lugar donde se define cómo enfrentaremos un planeta más caliente.

Jazmín Acuña

En las ciencias, la palabra consenso no significa negociación. Un consenso científico es el resultado de la revisión e interpretación de “un conjunto amplio, diverso e independiente de evidencia de calidad”. Así lo explica la Doctora en Biología y divulgadora científica Guadalupe Nogués, autora del libro “Pensar con otros”, donde narra cómo se construye conocimiento científico en celoso detalle. No es sencillo llegar a este tipo de consenso. Cuando se alcanza, significa que se han cumplido varios procesos donde los datos y la lectura de esos datos fueron analizados, contrastados y debatidos ampliamente. Por supuesto, un consenso puede cambiar. Pero las evidencias para modificarlo deben ser muy sólidas. 

El cambio climático provocado por las actividades humanas es un consenso científico. Desde 1960 para adelante, la evidencia acumulada apunta a que si no reducimos nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, el planeta aumentará su temperatura media global por encima de los 1,5 grados, incluso 2 grados en relación a niveles pre-industriales. En ese escenario, las proyecciones son nada menos que catastróficas. 

Hasta ahora, las voces que se oponen a este consenso son, en su amplia mayoría, personas que no tienen experiencia en el ámbito o que responden a la industria de los combustibles fósiles. Pero la verdad sigue ahí aún cuando negamos su existencia. La crisis climática continúa afectando nuestras vidas aún cuando el ministro de Agricultura considere que es una cuestión de creencias personales. La crisis climática sigue siendo real, aún cuando decimos que “siempre hizo calor en Paraguay” para minimizarlo. Es cierto que las altas temperaturas caracterizan a nuestro país, pero eso no significa que el calor que experimentamos en los últimos años sea normal. No lo es. Esto lo contamos con literatura científica, información pública, datos históricos de Meteorología, testimonios de trabajadores urbanos y mediciones de riesgo a la salud por exposición al calor en nuestra última investigación sobre cómo el calor extremo ya impacta la capacidad de trabajar. Y desde hace cuatro años señalamos a los responsables de esta situación en Futuros, nuestra cobertura dedicada a la crisis climática. 

Las discusiones que niegan la urgencia que nos convoca sólo dilatan acciones que tarde o temprano tendremos que asumir. Un consenso científico como el cambio climático no se somete a nuestros intereses, opiniones y no se altera por votación. La ciencia no se dirime como en elecciones, porque la realidad, como bien dice la doctora Nogués, no es un concurso de popularidad. Este consenso es tan fuerte que dio lugar a la creación de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático en 1990, que año a año se reúne en la Conferencia de las Partes o COP. ¿Quiénes se reúnen, y a qué? Gobiernos como el de Paraguay van a las Conferencias para ver cómo resolvemos, quizá, el mayor desafío civilizatorio. 

Este año será en Dubái y allí estaremos con El Surti durante las dos semanas de evento para darle a nuestra audiencia información rigurosa y fácil de entender. Nos vamos a la COP28 porque es de interés público controlar y reportar la posición del gobierno de Santiago Peña y gobiernos de la región. Nuestro país es uno de los más vulnerables a la crisis climática en Sudamérica, y será cada vez más afectado por fenómenos climáticos extremos, especialmente olas de calor que ponen en riesgo la vida. Nos vamos también para evidenciar los discursos y narrativas desinformantes que solo dilatan las transformaciones necesarias para cumplir con el Acuerdo de París. 

Por sobre todo, estaremos en la Cumbre del Clima porque “nadie sale solo de esto”, como decía Fermín Koop, especialista en cambio climático, en un podcast de El Hilo sobre olas de calor que afectaron a la región el año pasado. Y porque el problema no se va a ir a fuerza de negación, evasión, o silencio. No se desvanece gritando más fuerte al micrófono de una radio o enmarcando la ciencia dentro de batallas culturales. No hará menos calor porque querramos. Estamos a tiempo, pero el tiempo de cambiar es ahora, y queremos contribuir desde el periodismo al esfuerzo colectivo para superar este test de humanidad.

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